República Dominicana inicia la Serie del Caribe con una selección totalmente agotada, producto de las improvisaciones que se continúan cometiendo en un evento de “ cuarta edad”, porque sobrepasa los 50 años de su “nacimiento”. Cuando se maneja un negocio con tanto peso económico, como son los torneos de béisbol, hay que cuidar todos los aspectos, en especial el peso específico que tiene esa actividad en la sociedad dominicana.
Que haya que conformar un equipo a la velocidad del rayo, sin ninguna previsión de cuales son los jugadores que están más aptos mental y físicamente para asistir, sencillamente se está echando al zafacón el esfuerzo de meses para estar bien representado en un evento, como la Serie del Caribe, que bien que mal, es un termómetro de cómo anda el béisbol en cada uno de los países que participan en ella.
Uno de los principales problemas que se suscitan en la conformación del equipo, radica en que muchos de los prospectos que militan en organizaciones de Grandes Ligas, ya están obligados a partir a los entrenamientos, mientras la mayoría de los veteranos deben viajar a países asiáticos, en especial Japón, Corea del Sur y Taiwán, donde tienen contratos de trabajo.
Los resultados por lo menos de las últimas tres versiones en cuanto a ganados y perdidos, incluso frente a equipos muy débiles, dan una muestra de las fallas que ha tenido el país para conformar sus selecciones.
Veremos si este año, las cosas cambian de rumbo, pero luce, muy pero muy difícil, que eso suceda.