Nueva York.- Después de la Ópera de Sídney o los rascacielos de Hong Kong, el Kremlin moscovita y la Torre Eiffel parisina se unieron el sábado a la Hora del Planeta, sesenta minutos de oscuridad para recordar el desafío del cambio climático y la importancia de salvaguardar la naturaleza.
Esta «Hora del Planeta», cuya primera edición comenzó en Australia en 2007, será seguida en total por millones de personas en 187 países, que irán apagando sus luces a las 20H30 locales.
Las torres Petronas de Kuala Lumpur, la torre Burj Khalifa de Dubái, la Acrópolis de Atenas, la basílica de San Pedro en Roma, se unieron una vez más al acontecimiento.
Los organizadores presentan esta manifestación como «el mayor movimiento que viene de la base» a favor de la lucha contra el cambio climático.
«Su objetivo es despertar conciencia en la protección del medioambiente y la fauna salvaje», explicó a la AFP Dermot O’Gorman, un responsable para Australia de la organización de protección de la naturaleza WWF, que coordina el evento a través del mundo.
El estadio olímpico de Pekín o las pirámides de Egipto se unieron igualmente a la campaña. En América, grandes ciudades también respondieron a la convocatoria.
En Ciudad de México, apagaron sus luces monumentos como el Ángel de la Independencia, en el turístico Paseo de la Reforma, y también el Zócalo (plaza central) quedó sumido en la oscuridad por momentos.
Y en Cali, la tercera ciudad de Colombia, activistas encendieron velas para formar el signo «60+». En Nueva York, el Empire State Building emitió un ligero destello para marcar las 20h30 locales.
La Hora del Planeta «llega en un momento en que la población y la Tierra se hallan bajo presión. El cambio climático va más rápido que nosotros. Sus consecuencias son inquietantes», explicó el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, mediante un video colgado en Twitter.
La movilización se focaliza este año en los efectos del cambio climático sobre la biodiversidad y las especies animales o vegetales. «Más de la mitad de las especies animales o vegetales están amenazadas de extinción en algunas regiones naturalmente más ricas en biodiversidad si seguimos así», advirtió O’Gorman.
Por más simbólica que sea, esta campaña anual permitió en el pasado algunos éxitos, como la prohibición del uso de plástico en las islas Galápagos o la plantación de 17 millones de árboles en Kazajistán.
Dianna Ali, que cenaba con su familia en Sídney cuando se apagaron las luces, explicó que esta iniciativa le permitía tomar conciencia concretamente del impacto de sus costumbres de vida en la salud del planeta.
«Desde que lanzaron la Hora del Planeta, soy más consciente de la energía que uso. Pienso que un solo individuo puede hacer la diferencia», dijo a la AFP.
«Estamos perdiendo no solamente nuestro combate contra el cambio climático, sino también nuestro combate contra el declive de la biodiversidad», declaró el presidente francés, Emmanuel Macron, en un mensaje audio en inglés colgado en Twitter para alentar el compromiso con la campaña.