Ralph Ellison, novelista estadounidense, afirmó que “nunca fui más odiado que cuando traté de ser honesto”.
La honestidad constituye un faro de luz en medio de la oscuridad; es el valor que determina una conducta recta, confiable y correcta, en donde priman la confianza y la sinceridad, tanto en lo que se hace, como en lo que se piensa, se aprende, se ejecuta. Vale la pena ser honestos, aunque nos odien por el resto de nuestras vidas.