Hace unos meses, el día nos sorprendió con la muerte de este joven merenguero. Su luz e impronta fueron grabados en poco tiempo. Desde muy joven inició su carrera en el mundo artístico, Yo, fan declarada de The New York Band, agrupación que lideró él en una segunda etapa a finales de los ochenta, destaco algunos aspectos: aunque este proyecto hace algunos años llegó a su ocaso, una visionaria, productora en ese momento de la más importante premiación del país en el ámbito artístico, Edilenia Tactuck, decide hacer un reconocimiento a esta agrupación que permaneció y resurgió de forma impactante, con sus éxitos pasados hasta la muerte del admirado Cherito.
Un gran conferencista y escritor que sigo, afirma que siempre morimos haciendo lo que amamos y esta deuda de amor que hizo al grupo unirse de nuevo, tocar en varias fiestas y hasta ganar varios premios que no habían ganado en otra etapa, subió a la cima nuevamente su figura.
Destacar la calidad vocal, su faceta como productor y arreglista sin caer en la vulgaridad, resurgió su figura como ave fénix y nos hizo evocar a los que crecimos con su música, un tiempo del merengue romántico, con arreglos de banda y presentación escénica invaluable y a la vez atemporal.
No hay que vivir un largo tiempo para ser inolvidable y dejar huella, y así como ese triste amanecer en que despertamos con esa noticia, su voz, presencia y letras vivirán por siempre