
Beijing, China.-La Gran Muralla china, un testamento monumental de la ingeniería humana, siempre ha estado en mi lista de destinos de viaje. Finalmente, tuve la oportunidad de vivir esa experiencia única, explorando sus impresionantes senderos y conectando con siglos de historia.
Desde el momento en que bajé del vehículo, caminé hacia la entrada y puse mis pies en sus antiguos ladrillos, luego de un trayecto de casi dos horas desde Beijing, quedé cautivada por su inmensidad, que se despliega como un dragón de piedra, serpenteando entre colinas y valles.
Al caminar por sus senderos, me sumergí en la historia que resonaba en cada piedra. Pensar en los miles de manos que contribuyeron a su construcción a lo largo de los siglos añadió una capa adicional de asombro… la magnitud de la obra, construida para proteger los imperios chinos de invasiones y de los ataques de las tribus nómadas del norte, es simplemente abrumadora.
