Francisco Rojas
Dios le dijo a Pablo: «Mi gracia es suficiente para ti, porque mi poder se perfecciona en la debilidad” (2 Corintios 12: 9).
La gracia es el favor inmerecido de Dios. Es decir, la gracia es lo que está haciendo Dios bueno para con nosotros, que no nos merecemos.
Tanto la misericordia y la gracia vienen a nosotros, a través de Señor Jesucristo. “La gracia es el amor incondicional hacia una persona que no lo merece” ( Paul Zahl).
La gracia es más que necesaria y mejora nuestra vida, porque nos ayuda con el pecado, el sufrimiento y el quebrantamiento.
Vivimos en un país materialista que solamente pide ganancia, y el mérito, pero no piensa en Dios. Es por eso que todo el mundo quiere y necesita la gracia.
El pecado mata. Sólo la gracia da vida. La gracia perfuma nuestros corazones para ser personas llenas de amor para con los demás.
La gracia de Dios es un regalo para todo aquel que la quiere alcanzar, es como el aire que respiramos, es necesario respirar la gracia de Dios.
La gracia es conseguir lo que no mereces, y no conseguir lo que mereces.
La gracia salvadora. Es necesario que todos recibamos el perdón según las riquezas de su gracia, y la gracia impulsa nuestra santificación.
Pablo nos dice: “La gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, ya vivir autocontrolados, en posición vertical, y una vida de piedad” ( Tito 2:11 ).
La gracia de Dios es un regalo
