“La gloria es el egoísmo divinizado”, aseguró el novelista francés Honoré de Balzac.
Esta expresión se convertiría en una verdadera locura si pretendemos hallarla en cosas inútiles, como suele suceder.
Atribuir la gloria a alguien no resultará nunca fácil, en razón de que, para medirla, se debe siempre recurrir a los medios empleados en adquirirla.