Desde hace unos años la sociedad dominicana muestra un dinamismo en la actuación ciudadana que, de alguna manera, no está siendo registrado y procesado adecuadamente por la mayoría de los actores políticos.
En este aspecto, los inicios del siglo XXI se caracterizan por la irrupción de movimientos sociales novedosos en sus planteamientos, formas de relacionarse y actitud hacia temas fundamentales de la agenda pública.
Lo hemos visto en temas de asuntos ambientales, de política social y más recientemente, en la actualidad, en torno a cuestiones relacionadas con nuestro marco jurídico y las garantías y derechos esenciales fundamentales que, para una parte de nuestra ciudadanía, constituyen la esencia de la democracia.
Para quienes estábamos acostumbrados a las formas tradicionales de relación entre la actividad política y los sujetos sociales, esta irrupción de movimientos ciudadanos distintos a las coordenadas líneas electorales de la participación, constituye un desafío y nos saca de nuestra “zona de confort”.
Pero no se trata sólo de una cuestión de formas y métodos, de destrezas y mediaciones políticas, sino que lo que está ocurriendosucediendo, lo que ha ocurrido hasta ahora en términos de acción ciudadana con independencia de las cuestiones político-partidarias y electorales, está cambiando nuestra democracia. En realidad, estas dinámicas están contribuyendo a la construcción de nuestra democracia.
Si algo caracteriza al régimen democrático y sirve de estímulo creativo y de contrapeso a la gestión de lo público por parte de los dispositivos tradicionales de la actuación política, es la proliferación de capacidades de iniciativa ciudadana independiente, que sirve como moderador o activador de adecuaciones políticas en la búsqueda de la gobernabilidad.
Esta concepción está en la base de la cultura y las apuestas del proyecto político que representa el gobierno del presidente Danilo Medina.
Es una vocación articulada a la búsqueda de un delicado y difícil equilibrio entre lo tradicional –lo viejo—} de nuestros sistemas de construcción y gestión de la voluntad colectiva y las aspiraciones de segmentos cada vez más amplios de la población, de vivir en un régimen de garantías y responsabilidades compartidas.