El primer partido de la serie final del torneo de baloncesto del Distrito Nacional del pasado domingo, entre Mauricio Báez y Rafael Barias, me trajo a la memoria los momentos memorables de ese espectáculo en los años 70 y 80, cuando el Palacio de los Deportes se abarrotaba de público de todos los estratos sociales.
Es una gran satisfacción saber que un evento que estuvo en “cuidados intensivos” se esté recuperando satisfactoriamente.
Y otra demostración de que el espectáculo está tomando nivel es que no se registraron pleitos entre los fanáticos, a pesar de que durante el desarrollo del partido a casa llena se suscitaron brotes de violencia entre los jugadores.
Esa demostración, definitivamente, contribuirá a que muchos aficionados se decidan retornar a disfrutar del juego.
No es un secreto para nadie que los pleitos dentro y fuera del tabloncillo fueron los que provocaron la caída estrepitosa de asistencia del público, que con razón temía por su seguridad.
Aunque los políticos nuestros se están “matando” y dando un ejemplo vergonzoso a todos los dominicanos, en el baloncesto la población, en su mayoría jóvenes, está dando una muestra de comportamiento civilizado.
Ojalá que la serie final siga ese curso, porque sería la mejor demostración de que no es verdad que los fanáticos del baloncesto son “tígueres incontrolables”, listos para entablar batallas campales en cualquier terreno por un “quítame esa paja” o cualquier discusión intrascendente.
RADARES.- Muy pocos atletas que han alcanzado la fama pueden asimilar el retiro, al punto que esperan momentos muy difíciles en sus carreras para tomar esa decisión. Los ejemplos sobran, pero es lamentable que lleguen a ese extremo arrastrándose y dando lástima.