Hugo Lopez Morrobel
La frontera dominico-haitiana es la zona más deprimida del país, en todos los aspectos.
Nadie recuerda su existencia, y por eso es denominada “tierra de nadie”.
Pero la realidad no es tan así, porque es la zona donde se han hecho fortunas extraordinarias, sobre la base de la explotación del hombre por el hombre.
Además, un camino libre cuando se quiere ocultar cualquier tipo de actividad ilícita.
Desde siempre esa zona, a la que alguien denominó como “el comienzo de la patria”, ha estado desprovista de ayuda para sacar a su población del marasmo y la miseria, situación que debe avergonzarnos a todos, en una sociedad donde pequeños grupos han estafado con miles de millones de pesos al Estado dominicano.
El escaso desarrollo deportivo que tienen los deportistas de esa zona, tampoco es la excepción de los males crónicos y acuciantes que se experimentan allí.
Por eso hay que ver con cierto optimismo la ejecución de algunas actividades que buscan paliar en parte la orfandad existente. Ojalá que estos eventos no sean “un paño con pasta” con políticas populistas característicos de tiempos de campaña electoral.
