Los Ángeles (EE.UU.).- La fiscalía de Los Ángeles solicitó este jueves la reapertura del caso de los hermanos Lyle y Erik Menéndez, condenados desde 1996 a cadena perpetua por el asesinato de sus padres, José y Kitty Menéndez, aunque la decisión final deberá tomarla un juez.
«Después de una revisión muy cuidadosa de todos los argumentos que se presentaron a favor de las personas de ambos lados de esta ecuación, llegué a la conclusión de que están dentro de la ley y que una nueva sentencia es apropiada», informó el fiscal del distrito del condado de Los Ángeles, George Gascón.
El fiscal agregó en una abarrotada sala de prensa, expectante por esta decisión, que recomendará este viernes a un tribunal su decisión de que «se elimine la cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional y que se les condene por asesinato».
La decisión de la fiscalía podría allanar el camino para la liberación de Lyle y Erik, sentenciados a cadena perpetua sin libertad condicional en una prisión cerca de San Diego.
Si bien la recomendación del fiscal de distrito tiene peso a la hora de plantear la reapertura de un caso, en última instancia será un juez quien decida el futuro de los hermanos. Hay una vista del caso fijada para la última semana de noviembre.
«Creo que (los hermanos) han pagado su deuda con la sociedad», aseveró Gascón.
La oficina fiscal de Los Ángeles informó el pasado 3 de octubre que estaban revisando nuevas evidencias de posible abuso sexual que hicieron llegar a un tribunal los abogados de los hermanos Menéndez.
Entre las nuevas pruebas está una carta escrita por uno de los hermanos admitiendo a otro miembro de la familia que estaba siendo víctima de abusos, así como el testimonio de un trabajador de la empresa del padre que alega que fue abusado por José Menéndez.
Si bien la fiscalía sostuvo en aquel entonces que los hermanos cometieron los asesinatos, consideró revisar estas pruebas y tomar una decisión sobre si es necesaria una nueva sentencia.
El caso
Los hermanos Menéndez fueron condenados a cadena perpetua en 1996 por planear y ejecutar el asesinato de sus padres en la tarde del 20 de agosto de 1986 en su casa, ubicada en la lujosa localidad de Beverly Hills, con unas escopetas que habían comprado días antes.
Tras el crimen, Lyle y Erik, de 21 y 18 años, respectivamente, en el momento de los hechos, afirmaron a las autoridades que encontraron los cuerpos sin vida de sus padres tras haber pasado la tarde fuera de casa.
El caso cobró especial relevancia cuando los hermanos comenzaron a seguir una vida de lujos y excesos tras acceder a la fortuna de su padre, lo que levantó las sospechas de las autoridades.
Poco después, la novia del psicólogo de Erik advirtió a la Policía de la existencia de sesiones grabadas en las que ambos admitían y discutían su culpabilidad.
Si bien la Fiscalía argumentó que buscaban heredar la fortuna familiar, los hermanos afirmaron, y a día de hoy sostienen, que sus acciones se debieron a una vida de abuso físico emocional y sexual por parte de su padre.
El abogado de los hermanos, Mark Geragos, destacó la pasada semana que durante su tiempo en prisión los hermanos crearon programas para asesorar y guiar a otros reclusos y fueron parte de la primera clase de 22 prisioneros que obtuvieron su título universitario mientras estaban encarcelados.
Estos hechos podrían también servir a los abogados de los Menéndez para considerar la reapertura del caso por buena conducta, otra de las vías que estudia el equipo legal de los acusados para reducir su condena o solicitar su puesta en libertad.
La familia de los Menéndez también abrió un sitio en internet para buscar apoyo social en la liberación de los dos hermanos, de raíces cubanas.
El caso volvió a cobrar atención pública este año con el estreno el 19 de septiembre de ‘Monsters: The Lyle and Erik Menéndez Story’ (Monstruos: La historia de Lyle y Erik Menéndez’), la serie de Netflix que relata la historia del asesinato y el juicio. El español Javier Bardem interpreta a José Menéndez.