El orador y político ateniense Demóstenes, allá por el siglo cuarto antes de Cristo, se distinguió por su trayectoria valiente y vertical apegada a los más elevados principios morales de su época, y en especial por sus cuatro fuertes críticas dirigidas al rey Filipo II de Macedonia, por lo que tomaron el nombre de “filípicas”.
Trasladándonos de la antigüedad hasta nuestros días, se me ocurre hacer un paralelo entre las filípicas de Demóstenes y la filípica de Danilo Medina lanzada al Primer Ministro de San Vicente y las Granadinas en la reunión del CELAC recién celebrada en La Habana.
El Presidente dominicano se vio precisado a “cantarle el panamá” al Ejecutivo granadino que insistía en su afán de desviar el curso del cónclave hacia el fangoso terreno de una absurda condena contra nuestro país, por supuestas violaciones a los derechos humanos de nacionales haitianos.
Danilo Medina “sacó de abajo” y lo hizo bien. Defendió su punto de vista con energía, pero sin ofender a nadie. Puso los puntos sobre las íes y dejó claramente establecido que República Dominicana no claudicará ante ninguna presión, provenga ésta de una nación grande o de una pequeña. A quien le sirva el sombrero, que se lo ponga.
Mis respetos y mi solidaridad con el presidente Medina.