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La fascinación desenfrenada por el lucro y sus consecuencias en la sociedad dominicana

Existe una pandemia sumamente viral en la sociedad dominicana. Es una enfermedad del alma que corroe valores, familias, individuos, sociedades comerciales, grupos, gremios, clubes, clases sociales etc., etc.

Muchos individuos y grupos políticos están en esa carrera acelerada, de llegar a cualquier precio, costo, dignidad, incluso jugarse la vida misma.

Esta fascinación por el lucro, hace perder objetivos, metas, propósitos, fines, se ha ido incubando y desarrollando por generaciones pasadas y presentes que moldean nuestra forma de ver el mundo. La cosmogonía dominicana está atrapada sin salida aparente.

La ética, la moral, la justicia, los valores han sido postergados simplemente por apatía de muchos, sabiendo que estos lodos y casos actuales, vienen de lejos. Los grandes líderes tienen un compromiso ineludible si queremos edificarnos sobre sólidos cimientos.

A través del tiempo ese halo místico y desmedido por el dinero a cualquier precio, como elemento esencial en las relaciones humanas, requiere de revisión antes de que sea demasiado tarde. La pregunta que se hace en los bancos es de dónde provienen esos fondos (Ley 155-17), si molesta es porque no pueden justificarlo.

Reconociendo que las perturbaciones monetarias, y la inflación provocan trastornos sociales en los ahorristas e inversionistas que se entregan a las actividades especulativas peligrosas como los esquemas fraudulentos Ponzi tipo Mantequilla, o de los bitcoines falsos buscando precisamente eludir las tasas bancarias formales y seguras.

Las nuevas modalidades tecnológicas que se ven como oportunidades atractivas también suscitan desconfianza, sabemos que surgen de innovaciones financieras, pero nunca vemos los riesgos asociados que son mayores cuando estallan las burbujas.

Actualmente, el reto del bitcoin como moneda alternativa admisible está sujeta a una serie de retos de casas emisoras y a que su valor es especulativo lo que la hace atractiva. El registro distribuido en cadena de bloques (Blockchain) permite estar absolutamente seguro de una transacción sin la necesidad de una autoridad como los bancos centrales que actúan como mediadores. Es la promesa de sustitución del dinero electrónico en cuentas bancarias tradicionales. Muchos dominicanos han invertido en esta modalidad. Más de lo que podemos imaginarnos.

Ofrece la posibilidad de realizar transacciones rompiendo el vínculo entre dinero y Estado. Cosa que se presta para acciones non santas y que en cierta forma requerirá nuevos códigos éticos. Los libertarios (no los de Milei) celebran esta innovación porque reduce el poder del Estado, ya que lo ven como una alternativa al orden económico internacional.

Conocemos muy bien por los manuales de economía, las funciones del dinero en tres partes: como unidad de cuenta, reserva de valor y medio de pago. Al día de hoy esto se rompió. En la actualidad, la tecnología ha modificado los precios relativos y es lógicamente imposible la doble condición de reserva de valor muy seguro y constituir una medida de precios que varían en direcciones opuestas en relación con los bienes que tienen distinta importancia para diferentes grupos de personas.

La creciente incertidumbre mundial que se traduce en un aumento de la inestabilidad económica, empuja la demanda en dos variantes: la acumulación de oro en las bóvedas de los bancos centrales, y la demanda de innovación monetaria un proceso siempre en desarrollo.

La innovación pone en evidencia la necesidad de expresión de conocer orígenes y evolución por ejemplo los emperadores romanos acuñaron su efigie divina, las monedas del Reino Unido siguen llevando grabadas las palabras que vinculan la monarquía con Dios, igual sucede con los Estados Unidos de Norteamérica.

Si vemos los horizontes de la historia, los últimos 2000 años, las monedas se han situado a medio camino entre su valor intrínseco y la garantía del estado de aceptación como medio de pago.

A finales del siglo XX, las continuas mejoras de las políticas monetarias en nuestros países solucionaron por fin la inestabilidad de los precios, pero también sacó a relucir nuevos problemas, la función de reserva de valor parece ser problemática. La inflación, aunque lenta, socava de año en año, los precios de los activos, en bolsas, entre otras.

Teóricamente, el atractivo del bitcoin es que combina anonimato, indetectibilidad, y seguridad, desde su aparición en el 2008-09 hecho que coincidió con la crisis financiera mundial. Pero al día de hoy no se sabe si la confianza depositada en esta modalidad está justificada.

Finalmente, requerimos una sociedad justa, que luche contra la corrupción pública y privada, que tema al peso de la justicia no importando su clase social o su filiación política.

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Economista y contador público, egresado de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) con maestrías en Administración Pública (PUCMM), Manejo Sostenible del Agua (PUCMM), Contabilidad Tributaria (UASD) y Riesgo de Desastres y Gobernanza del Cambio Climático (Universidad Alfonso X el Sa...

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