Cada vez tenemos menos capital social, porque nuestros líderes sociales y políticos se han empeñado más en el alimento del cuerpo y la vanidad que del conocimiento y el talento social y menos el talento político.
Las comunidades se están haciendo cada vez más grandes con demasiados conflictos que, aun sin vivirlo, vemos como afloran a la vida cotidiana. Crece la actividad económica, pero asimismo crece el caos la indisciplina que evita que los pocos esfuerzos por corregir los desaciertos, se vean fructificado.
La sociedad cuenta con muchos buenos elementos individuales, pero las estructuras obsoletas de la dominación político social no responden con bondad a las necesidades urgentes que demandan la prisa del ordenamiento social.
La Lucha de grupos de los partidos ha dejado de lado los principios, para obtener poderes económicos y aplastarse unos a otros, creando los demonios que se comen las organizaciones y las instituciones democráticas.
Actualmente contamos con muy poco capital social para enmendar nuestros grandes errores, y mucho menos capital social político, ya que todos los partidos cerraron fila con los vicios pequeños burgueses.
Como nos ha ocurrido dentro del PLD. Fue más simple seguir el camino y la práctica balagueristas, dejando de lado los principios boschistas que le aseguraban una autopista de sacrificio y creatividad para iniciar la liberación prometida por el maestro.
Hoy tenemos el gran dilema, que una buena parte del PLD, como de los demás partidos, se ha corrompido económicamente, pero también en sus metodologías de vida social, contaminándolo todo, y otra parte tal vez mayor, pero con menos poder, que intenta mantenerse caminando sobre el pantano sin enlodarse, que no puede accionar por si sola ningún proyecto sin necesitarse, manteniendo un equilibrio perverso.
Ante esta situación, mi humilde punto de vista es que la sociedad por sí sola no cuenta con recursos para parir ningún proyecto progresista que derrote mi pesimismo, y debemos motivar el emprendimiento político dentro de los partidos para generar los cambios que requiere la dinámica sociopolítica que sirva de fuente generadora de un nuevo liderazgo con una mejor visión y misión del ordenamiento socioeconómico.
Necesitamos moverles los altares a los mandos actuales, ellos se apoyan mutuamente y sostenidos por los beneficiarios del sistema caótico, el “statu quo” que sacan los mejores partidos de la deficiente democracia.
Es urgente romper ese equilibrio existente, porque de lo contrario la sociedad seguirá con estos altos niveles de pobreza e iniquidad social por muchos años antes que se rompa la paz de mala manera.
Necesitamos renovar el liderazgo político, necesitamos capital social, lo que debiera motivar líderes de la talla del presidente Medina y Leonel Fernández, con la conciencia suficiente para entender el momento histórico, sobre todo ellos que deben tener memoria histórica, porque fueron protagonistas cuando debieron sustituir el liderazgo de Juan Bosch, y no deben permitir que después de ellos entre el mar, porque no tengan sentido común y conciencia del proceso que vive el partido y la nación.