El ejercicio docente está sustentado en un conjunto de principios de carácter moral que obligan a los docentes a tenerlos presente como guía y estilo de vida en sus actuaciones permanentes en las aulas y en su interacción con el alumnado. Pues al asumir una ética docente, también se asume un compromiso terrenal que va más allá de las normas escritas y prudenciales al momento de ejercer la práctica docente como forma de promover la integridad social.
Pero resulta que la práctica docente sugiere un entusiasmo para servir al prójimo y con ello promover la formación en valores éticos del alumnado, implicando esto contribuir para que la sociedad reciba individuos solidarios, tolerantes, democráticos, respetuosos, defensores de la justicia y auténticos promotores de los valores patrios y culturales. Pero es que, para el docente, la ética ha de sustentarse en asumir una actitud frente a la desintegración social y la desnaturalización de la realidad educativa, coadyuvando así con el desarrollo del ser humano.
Y es que el ser humano, desde su origen, se enfrenta a multiplicidad complejas de inconvenientes los cuales se potencializan en la medida en que las capacidades de pensar y reflexionar se desarrollan e inciden en la toma de decisiones. Sin lugar a dudas, esto es fruto de que los seres humanos en su ciclo de vida tienden a crecer en lo emocional, intelectual, físico y en lo social lo que presagia una exposición a las influencias de su entorno y a los riesgos que ello implica.
Para un docente la ética es el faro que ha de guiar sus actuaciones ya que su finalidad siempre se espera que sea el de servir a la sociedad mediante la transmisión de los conocimientos y de valores que van definiendo la construcción de una sociedad del aprendizaje y del desarrollo social. Lo que en palabras del premio nobel de economia, Joseph Stiglitz, es que “para entender la forma en que los países crecen y se desarrollan, es esencial conocer cómo aprenden, cómo se vuelven más productivos y qué pueden hacer sus gobiernos para promover el aprendizaje”.
Es importante poner de relieve que sobre el docente recae la responsabilidad directa de promover una educación sustentada en valores acompañada con multiplicidad de cualidades como lo social, psicológica, moral, ética y social para alcanzar una efectiva practica educativa y transformadora. Esas son razones poderosas para que al docente se le requiera prestar la debida atención de cuales son las necesidades del alumnado, promoviendo una actitud de confianza y aceptación sin tocar a los límites de la prudencia y las pasiones.
El ejercicio docente para desarrollarse en el marco ético y moral sugiere un profesionalismo competente, mayor integridad, promoción del respeto y ser justo al momento de evaluar, esto permite alcanzar los principios de justicia, ausencia de la maleficencia, independencia y beneficencia social. Pues en el contexto de una docencia eficaz, los docentes han de tener la sensatez de que su ejercicio intelectual, ético y moral es una práctica sistemática que requiere desarrollarlas sin doblegarse y ponerlas a disposición del alumnado para que sean el soporte de su crecimiento.
La mejor forma de desarrollar la práctica docente es que la transmisión del conocimiento se lleve a cabo con la mayor sencillez posible ya que las aulas no son escenarios de sabios, sino de pluralizar el conocimiento entre quienes tienen sed de aprender, lo que implica hacerlo con vocación y capacidad de dialogo. Por esa razón, hay que tener presente que la docencia sirve para formar los alumnos que van enfrentar el futuro con diversidad de problemas, incluyendo la degradación social.
Un ejercicio correcto de la labor docente ha de concebirse en el marco de la ética como un sistema de normas que hay que tenerla presente a cada instante, razón por la que el docente debe asumirla con compromiso institucional y social bajo las normas de cohabitación.
La praxis docente siempre ha de estar enmarcada dentro de la razón moral y guiada por determinados principios y valores que van a permitir un mayor progreso social, económico y cultural.