Recientemente se dio a conocer un estudio sobre el mercado laboral, el cual indicaba que solo el 5.8% de los dominicanos que andan buscando trabajo no lo han podido encontrar.
Suelo ser muy respetuoso de las estadísticas emanadas de fuentes oficiales (públicas o privadas), a menos que disponga de otros datos también confiables que las contradigan.
En este caso, carezco de otros estudios que me permitan sustentar mis dudas con relación a la certeza de esa estadística divulgada en ese estudio sobre mercado laboral.
Por tanto, no voy a pontificar, y arrancaré admitiendo que puedo estar equivocado, pero el contacto con jóvenes urbanos de distintos estratos sociales me hace sentir que la cantidad de ellos que anda buscando empleo y que no los consigue es mucho más del 5.8% de referencia.
Igual ocurre con personas que fueron jóvenes junto conmigo.
Como muchos de ustedes ya sabrán, soy oriundo de Cristo Rey, barrio con el que trato de mantener vínculos activos como una forma de no olvidar nunca quién soy y de dónde vengo.
Mucha gente de mi barrio natal se siente en la confianza de hablarme de su situación y son muchos los atormentados por estar desempleados.
Me dirán, y entenderé, que estadísticamente podrán estar en lo cierto, que ese 5.8% excluye a los que decidieron ganarse la vida vendiendo yaniqueques, frituras, empanadas, jugos y sus respectivos ayudantes.
Y pregunto: ¿pasa eso solo en Cristo Rey o es solo una muestra de lo que ocurre en nuestros barrios?
A lo mejor muchos de los que han logrado vencer la timidez y piden ayuda para conseguir un empleo, lo que realmente están deseando es un empleo con el que puedan atender sus necesidades fundamentales, porque el que tienen no les alcanza para eso.
Posiblemente existan muchos argumentos para sustentar la veracidad de ese 5.8%, pero no espere nadie que esa estadística convenza.
En el país hay un grave problema de desempleo juvenil y otro problema de empleos con los cuales los cabeza de familia puedan atender las necesidades fundamentales.
Esa estadística podrá ser cierta, pero no se siente que lo sea.