A la espiritualidad: para cambiarnos por dentro

En el libro “Lo mejor de Anthony de Mello”, el sacerdote católico combinó de manera sutil la espiritualidad occidental con la oriental; él nació en Bombay, India. Su contenido son reflexiones para pensar, repensar y aplicar al diario vivir.

Me llamó la atención un tema donde enfoca necesidades que creamos condicionando nuestro yo de manera errada, así sufrimos por cosas deseadas, de las que podemos prescindir y vivir sin ellas.

Transcribiré algunas de esas frases que por sí mismas nos ayudarán a ubicarnos en el camino verdadero, no ficticio, con relación a lo percibido y sentido.

“La mayoría equipara la felicidad con conseguir el objeto de su apego, y no quiere saber que la felicidad está precisamente en la ausencia de los apegos, y en no estar sometido al poder de ninguna persona o cosa. Si buscas ser feliz, procura no perseguir tus deseos, porque ellos no son respuesta para tu vida.

La realización de los deseos trae alivio y bienestar, no felicidad. Para ser feliz es necesario desprenderse de las cosas, de la ilusión, de las ideas erróneas.

La felicidad no está en lo que yo poseo, sino en lo que soy.

El valor de tu vida es incalculable. Aprende a vivir en forma plena, humana y feliz, cada día. La espiritualidad es, en verdad, una cuestión de ver quiénes somos, de transformarnos en lo que somos.”

Cada frase es plausible de ser comentada, el momento que estamos viviendo nos apremia, para vernos, echar manos de la espiritualidad, conocernos y pulirnos por dentro, fortalecer lo que somos y dificultar la entrada del cúmulo de publicidad televisiva, radial, de la prensa escrita y vallas publicitarias que nos invitan a ser masas en competencias materiales. Lo importante es ser, no parecer.

Hagamos posible encontrarnos con nosotros mismos, certificarnos día a día, desprendiendo las falsas ilusiones y expectativas que nos hacemos de las personas y cosas amadas o deseadas, para hacer factible vivir una vida más plena, conscientes de cada momento, siendo lo que somos.

Al cuantificar el valor de nuestra existencia y desprendernos, caminaremos al encuentro de la felicidad; he escuchado que se esconde donde no la buscaremos: dentro de nosotros mismos.