Mayra de Peña
Cuando nos acercamos a las Escrituras siempre debemos hacerlo teniendo en cuenta algunos detalles que son muy importantes: En primer lugar debemos presentarnos como que nada sabemos, con un corazón de niño, dispuesto a ser instruido, siempre pidiendo con humildad al Espíritu Santo que nos dote de sabiduría, conocimiento y revelación de lo alto para entenderla y aquilatar el tesoro que tenemos en nuestras manos…
Cada vez que leo un pasaje me maravillo de la magnificencia de Dios y sobre todo del inmenso privilegio de ser instruida por El, y es que cada día me convenzo más de la veracidad de Su Palabra y el universo hermoso que encierra la misma.
Y es que no se le escapó un detalle. Dios que está con nosotros desde que somos un embrión, conoce nuestra naturaleza y sobre todo siente un amor ágape hacia nosotros, por lo que tiene una y mil promesas para los que le seguimos, pero son tan hermosas para disfrutar aquí y allá que mi corazón no cabe de alegría cuando visualizo las mismas.
Hemos sido creados para adorar, pero también con una sensibilidad para disfrutar lo creado, muchas personas cuando piensan en Dios Padre, Jesús Hijo y el Espíritu Santo, de inmediato lo que perciben son restricciones… que si lo sigo no puedo hacer esto o aquello, visualizan signos de esclavitud en vez de libertad y es todo lo contrario, cuando tenemos una relación íntima con la trinidad pasamos a ser libres, libres del pecado que esclaviza, que engaña, que trae sufrimientos y decepciones y finalmente trae muerte espiritual y en muchos casos también física, cuando dependemos de Él, entonces es cuando aprendemos a sacar el mejor pedazo de este pastel al que llamamos vida.
Cuando hablamos de tener los frutos del Espíritu ni imaginamos que tesoro que es poseerlo…y es que tener paz no tiene precio, poseer paciencia abre muchas puertas a las oportunidades, ser benigno es gratificante, tanto para el que recibe como el que lo posee, tener mansedumbre hace que la persona crezca, madure, posea ojo crítico, llevando a la estatura justa el posicionamiento de la circunstancias, la fidelidad es invaluable, nos permite dar la justa validación a la confianza que depositan en nosotros y ser constantes en lo que creemos y hemos decidido seguir y la humildad para mí la más valiosa de las virtudes, para terminar apuntalando la importancia del amor, el gran ausente en esta generación, sobre todo cuando nos referimos al amor al prójimo .
La gran mayoría de las personas rechazan la Palabra de Dios sin conocerla, hagamos de ella nuestro compañero inseparable, vayamos tras la búsqueda del néctar de la sabiduría, pues por más que nos creamos doctos, ella siempre nos superará y dará algún valor agregado a nuestro vasto conocimiento que nos ayudara a superarnos a nosotros mismos cada día.
