La era de los huracanes monstruosos en el Atlántico

La era de los huracanes monstruosos en el Atlántico

La era de los huracanes monstruosos en el Atlántico

WASHINGTON.- No es solo lo que sucedió este año. Los huracanes como Harvey, Irma, María, José y Lee que causaron estragos en el Atlántico están dando forma a lo que se perfila como el período de tormentas grandes más activo de que se tiene noticias. Y la temporada de huracanes todavía no terminó.

Un análisis de la información reunida por el gobierno en los últimos 167 años hecho por la Associated Press revela que no ha habido un solo período de 30 años con tantos huracanes grandes, ni con temporales que permanecen tanto tiempo en el Atlántico, generando tanta energía, como estas tormentas.

Los científicos dicen que es demasiado pronto para sacar conclusiones y no hablan de un patrón específico de tormentas intensas.

Hay tormentas fuertes que tal vez no fueron registradas y algunos científicos dicen que la información disponible es tan escasa que es imposible conectar la actividad reciente con el calentamiento mundial.

Los científicos, no obstante, esperan más tormentas fuertes a medida que el clima cambia porque el agua de los océanos al calentarse alimenta los huracanes.

Y sostienen que es importante comprender mejor este período de intensas tormentas para salvar vidas y prevenir futuras destrucciones. Kim Cobb, experta en clima de Georgia Tech, dijo que sería «absurdo» que las autoridades ignorasen la información disponible.

«Tal vez no tengamos tanta información como quisiéramos, pero tenemos suficiente como para invertir agresivamente en una serie de defensas para las comunidades costeras», manifestó en un correo electrónico. «Enfrentamos una amenaza triple, de océanos que crecen, vientos más fuertes y lluvias nunca vistas».

La temporada de huracanes del Atlántico fue más intensa que lo normal en el 2003, 2004, 2005, 2008, 2010, 2012 y 2016. La del 2005, que incluyó a Katrina, Rita and Wilma, fue tan activa que los meteorólogos se quedaron sin nombres para las tormentas.

Y se llegó al 2017. Temperaturas oceánicas más cálidas que de costumbre y vientos ideales hicieron que septiembre tuviese más huracanes grandes y más energía generada por las tormentas que ningún otro mes de que se tengan registros, según el investigador de la Universidad Estatal de Colorado Phil Klotzbach. Harvey dejó caer una cantidad récord de lluvia.

Irma tuvo vientos sin precedentes. Y María azotó Estados Unidos con más fuerza que los otros dos huracanes previos. La Associated Press analizó todos los huracanes grandes y los agrupó en períodos de 30 años, en sintonía con los ciclos de 30 años que usan los científicos para comprender cómo cambia el clima.

El estudio comprobó que entre 1988 y el 2017: – Hubo 90 huracanes grandes, a un promedio de tres por año. Esto es un 48% más que en los 30 años previos. La actual temporada ya lleva cinco huracanes y todavía continúa.

En los últimos 30 años los huracanes duraron un promedio de 7,2 días. O un 65% más que el promedio de los 30 años previos. Ha habido 18,8 días con huracanes grandes en lo que va del año.

Los científicos usan una medida llamada Energía Ciclónica Acumulada, o ECA, que toma en cuenta la velocidad del viento y la duración de la tormenta para determinar la fuerza del huracán. El promedio anual de ECA en los últimos 30 años es un 41% más alto que el de los 30 años previos.

Un año promedio el ECA es de poco menos de 100, pero este año llegó a 204,2 cuando faltan todavía dos meses para que concluya la temporada de huracanes.

En los últimos 30 años, nueve temporadas de huracanes fueron consideradas «hiperactivas» y siete más activas que lo normal. Solo siete estuvieron por debajo de lo normal. Si bien las tormentas parecen cada vez más intensas y más frecuentes, los científicos no quieren sacar conclusiones porque dicen que la información disponible puede ignorar grandes tormentas ocurrida antes de la década de 1960.

«No hay dudas de que las tormentas son más fuertes que las de hace 30 años», señaló James Kossin, especialista en huracanes de la Administración Oceánica y Atmosférica Nacional.

«El asunto es qué se encuentra si uno va un poco más atrás en el tiempo. Lo que sí sabemos es que la actividad ha aumentado mucho desde 1970».

¿A qué se debe eso? Los científicos hablan de dos importantes factores en relación con la actividad de huracanes a largo plazo: el cambio climático provocado por el hombre y un patrón natural de cambios en el Atlántico. Los océanos tienen ciclos en los que el agua circula como en una gigantesca cinta transportadora.

Duran de 20 a 30 años, en los que el agua alcanza distintos niveles de sal y temperatura. Ese ciclo parece coincidir con la temporada de huracanes, indicó Klogzbach.

Klotzbach pronostica que pronto se desvanecerá un período de gran salinidad y aguas más cálidas que de costumbre en el Atlántico norte, que está presente desde 1995. Cuando desaparezca, no habrá tantas tormentas, asegura. Pero otros científicos no están de acuerdo.

Tormentas más frecuentes y más intensas son el resultado natural del calentamiento global, de acuerdo con el profesor de huracanes y meteorología de MIT Kerry Emanuel.

Las simulaciones en computadoras y numerosos estudios científicos demuestran que a medida que el mundo se calienta, las tormentas grandes van a ser más intensas y a dejar caer más agua, probablemente con mayor frecuencia.

La cantidad de tormentas que reciben un nombre podría mermar porque habrá menos tormentas fuertes, de acuerdo con los científicos.

Deberán pasar años, si no décadas, para que los científicos puedan trazar una conexión directa con el cambio climático. La ciencia todavía no está en condiciones de hacer afirmaciones categóricas.

«No se justificaría», dijo Chris Landsea, del Centro Nacional de Huracanes. Otros científicos estuvieron de acuerdo. Pero Stefan Rahmstorf, del Instituto Potsdam de Alemania, dijo que la información que refleja una mayor intensidad es suficiente para él.

«La única salvedad es que el aumento puede ser exagerado un poco en vista de que no se cuentan las tormentas previas».