La encrucijada de la economía

La encrucijada de la economía

La encrucijada de la economía

Daris Javier Cuevas, columnista en el periódico El Día.

A escala global el crecimiento del PIB está reflejando una degradación sorprendente y de gran preocupación. En perspectivas, las proyecciones de la economía global presagian una ralentización económica firme expresada en un anémico crecimiento de la economía por el orden de 2,5 %, lo que resulta muy inferior al 3,4% registrado en el 2022, indicando esto un difícil cierre del año 2023 que podría ser menos esperanzador si el segundo semestre profundiza su deterioro en el comercio mundial.

La economía global ha caído en una encrucijada muy oscura fruto de los riesgos e incertidumbre que se vislumbran en todas las perspectivas que se tienen sobre el tablero de la actividad económica y el descenso brusco que se observan en el desempeño de la economía. En adición, están presente los condicionantes que auspician fuertes tensiones en los mercados financieros fruto de que el endurecimiento de la política monetaria para contrarrestar la inflación han deteriorado el dinamismo del sector financiero por los altos costos que han implicado la financiación de la economía.

La economía global cada vez se perfila con un mayor nivel de complejidad y su dinamismo es muy desproporcionada cuando se detiene la mirada por regiones. En efecto, la resiliencia de mejor dinamismo que se observa es la de 4,6% en Asia y el pacífico, explicado en una alta proporción por la reapertura de China, la cual ha encendido los motores del crecimiento mundial y de su región.

Aunque China presenta la mayor aceleración, dentro de la economía global, esta y el resto de las economías tienen sobre si los riesgos que sigue representando la ejecución de la política monetaria restrictiva, cuyo mayor endurecimiento se observa en la economía norteamericana. Por igual, el quebrantamiento geoeconómico en las cadenas global de suministro se ha convertido en una de las grandes perturbaciones en la estabilidad de precios, en consecuencias, en la estabilidad macroeconómica ya que ambas son interdependientes.

La encrucijada en la que, en la actualidad, se encuentra la economía global permite inferir que el endurecimiento de las políticas monetarias y fiscales tendrán una permanencia obligada en el corto plazo para enfrentar la peligrosa lucha contra la inflación. Y ha de ser así ya que los bancos centrales están en la obligación de alcanzar y sostener las metas de inflación, así como para prever cualquier pánico que se pueda disparar con el endeudamiento público, tan complicado que seria de alto riesgo migrar a una política monetaria expansiva.

Los Shocks globales están en primera fila y cualquier evento coloca a las economías en una situación mucho más frágil, razón por la cual las herramientas de política económica deben de estar activada y esa es una justificación poderosa para cuidar la tipología de política monetaria a emplear. Cualquier descuido o reflexibilidad en la política monetaria puede arrastrar al sistema financiero a una hecatombe de consecuencias desastrosa ya que las turbulencias están a la orden del día.

La estabilidad de precios continúa siendo frágil en extremo y creando nubarrones sobre la economía global y la inflación es mucho más severa de lo que se había previsto desde inicio de este fenómeno. Aunque existen señales claras de que a escala global la inflación ha registrado una ligera disminución, fruto de que los precios de la energía y los alimentos se han suavizado, pero la contracción de la política monetaria estará en la agenda permanente de los bancos centrales ya que esa es su principal apuesta para enfrentar este flagelo.

El respiro de una inflación a un ritmo menor y de mejor manejo se espera que se logre en el último trimestre del año 2024, situación que se explica en el hecho de que al excluir los precios de los alimentos y la energía, los precios siguen manteniendo un nivel muy alto. Pues a esto ultimo es a lo que se denomina inflación subyacente y su crecimiento se prevé que pueda ser mayor, lo que permite interpretar que el presente 2023 sigue siendo muy vulnerable y con un ambiente rodeado de incertidumbre fruto de que la inflación tiende a prologarse.

La combinación de elevados niveles de inflación con la marcada desaceleración de la economía y los nubarrones que se observan en la economía global permiten interpretar que esta ecuación es una estocada mortal en la calidad de vida de la gente. En adición, existe un creciente malestar social con bajos niveles de confianza en algunos gobiernos y sus políticas, las cuales se han convertido en las consecuencias económicas que están acelerando la inseguridad alimentaria e incremento de la pobreza.



Daris Javier Cuevas

Economista-Abogado Máster y Doctorado en economía Catedrático de la UASD

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