Ismael «El Mayo» Zambada es uno de los nombres más famosos en la historia de la guerra contra el narcotráfico, sinónimo del temible poder y la corrosiva influencia del mayor cartel de la droga del mundo.
El último de una generación original de líderes de los carteles de la droga creó el cartel de Sinaloa junto con Joaquín «El Chapo» Guzmán a partir de lo que quedó del Cartel de Guadalajara tras su colapso en 1989.
Pero contrario a su socio, que fue encarcelado y se fugó dos veces, El Mayo pudo eludir su captura durante unos 35 años. Hasta ahora.
Las autoridades estadounidenses lo detuvieron en El Paso, Texas, el jueves. Ya se ha declarado inocente de múltiples cargos ante un tribunal federal de Texas.
Fue engañado para viajar a Estados Unidos como parte de una elaborada operación encubierta, ideada por el hijo de su antiguo socio, El Chapo.
«¿Le preocupa ser capturado?», le preguntó en 2010 a Zambada el fallecido periodista mexicano Julio Scherer García, que se había adentrado en las montañas para realizar una entrevista sin precedentes con el capo de la droga.
«La idea de ser encarcelado me da pánico», respondió. «No estoy seguro de tener lo que se necesita para suicidarme. Me gustaría pensar que sí y que me quitaría la vida».
Sin embargo, cuando llegó el momento, no tuvo ni los medios ni la oportunidad.
Para alguien que tuvo tanta cautela durante tantos años, parece increíble que Zambada resultara engañado a los 76 años. Quizás era necesario algo extraordinario para poder detenerlo.
«No me sorprende que Zambada no haya caído por voluntad propia», señala Mike Vigil, exagente del Departamento Antidrogas de EE.UU. (DEA). «Tiene más de 70 años, mala salud y ya dijo que la cárcel era su mayor temor».
¿Cómo reaccionarán los carteles?
Los arrestos -y un posible acuerdo entre los hijos de El Chapo, conocidos como Los Chapitos, y el gobierno de EE.UU.a cambio de declararse culpables- plantean el interrogante de quién tomará el control del cartel de Sinaloa.-
Tras la detención de El Chapo Guzmán y su extradición a EE.UU. en 2016, comenzó una oleada de derramamiento de sangre a medida que las facciones rivales se disputaban el control del territorio y enfrentaban a otras pandillas de narcotraficantes rivales que percibían debilidad.
Aún más impactante y violenta, fue la reacción de los secuaces del cartel de Sinaloa cuando su líder, Ovidio Guzmán López, fue capturado en octubre de 2019.
Tras su detención, cientos de hombres armados atacaron la ciudad de Culiacán y abrieron fuego contra objetivos civiles, policiales y militares con armas de alto calibre y lanzacohetes. Finalmente, las autoridades devolvieron a Ovidio Guzmán a sus hombres para poner fin a los enfrentamientos.
Posteriormente fue detenido de nuevo, extraditado y actualmente aguarda un juicio en una cárcel estadounidense.
Mike Vigil cree que esta vez podría evitarse una explosión de violencia similar, que se conoció como el «Culiacanazo»:
«El cartel de Sinaloa tiene una reserva muy fuerte de posibles líderes que podrían tomar el control, incluido el hermano de El Chapo», afirma.
De hecho, Vigil opina que lo que llama la «estrategia del capo«, es decir, concentrarse en eliminar a los líderes de los carteles, rara vez tiene éxito.
«Bajo el gobierno de (Felipe) Calderón (presidente de México de 2006 a 2012), sólo se tendió a fomentar conflictos internos dentro de los carteles que luego generaron un baño de sangre».
Si eso ocurre esta vez, indica el exagente de la DEA, «el único ganador sería su rival, el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG)».
Dicho eso, los momentos de incertidumbre y los posibles vacíos de poder como éste son profundamente impredecibles. Las autoridades mexicanas ya han enviado fuerzas adicionales al estado de Sinaloa ante cualquier posible brote de violencia.
La otra pregunta obvia sobre el arresto de Zambada es: ¿por qué ahora?
El operativo se planeó durante meses. Sin embargo, algunos informes afirman que también hubo un elemento oportunista.
Cuando los distintos elementos que estaban detrás del engaño parecieron estar concretándose, a pesar de cierto escepticismo entre las autoridades estadounidenses, éstas decidieron finalmente que no había nada que perder con el intento.
No obstante, la razón principal para hacerlo en ese momento fue revelada con las palabras del fiscal general de Estados Unidos, Merrick Garland, en un mensaje de video en el que confirmó las detenciones:
«El fentanilo es la amenaza más mortífera que jamás haya enfrentado nuestro país», expresó, prometiendo que el Departamento de Justicia de EEUU «no descansará hasta que todos los líderes, miembros y asociados de los carteles responsables de envenenar a nuestras comunidades rindan cuentas.»
Las sobredosis de fentanilo son ahora la principal causa de muerte entre los estadounidenses de 18 a 45 años. Es una estadística abrumadora que quizá haya motivado a los funcionarios del gobierno de Joe Biden, especialmente en un año electoral.
Tanto Los Chapitos como El Mayo han acumulado miles de millones gracias al fentanilo, que es fácil de producir y transportar sin necesidad de contar con grandes plantaciones de coca en los Andes, como ocurre con la producción de cocaína.
Los expertos destacan que es prácticamente imposible acabar con el contrabando de fentanilo. Es demasiado rentable para los carteles y está muy arraigado en el panorama moderno de la guerra contra las drogas en México.
Sin embargo, las fuerzas del orden estadounidenses quieren golpear a los carteles que lo producen, disminuir su influencia y, siempre que sea posible, desarticular a su cúpula.
La captura de El Mayo Zambada -aunque envejecido, con mala salud y capturado mediante un engaño- siempre iba a ser una pieza clave de esa estrategia.