La educación superior en RD

La educación superior en RD

La educación superior en RD

Wilfredo Mora

Este año 2022 lo recordaré como el tiempo en que definitivamente abandoné la enseñanza en las universidades. Ha transcurrido casi treinta años desde que me convertí en docente.

La historia de la educación superior en República Dominicana es una fusión de enseñanza (no de investigación) de los sistemas europeos y de Estados Unidos.

El método es lo único que no ha sido concebido correctamente, pues, son sociedades distintas y, además, evolucionan de maneras muy diferentes.

Lo que ellos llaman Escuela, nosotros lo hemos nombrado Facultad. Mejor no hago mención de los nuevos elementos que las diferencian; las comparaciones serían desastrosas. La filosofía educativa que ha invadido nuestras estructuras académicas no son dignas de reconocimiento, considerando cuál ha sido el papel del Estado dominicano en las Instituciones de Educación Superior (IES) privadas, que todavía no se atreve a regular a su favor.

A pesar del alborozo que se muestra en el Ministerio de Educación Superior, Ciencias y Tecnología (MESCyT), la educación superior en el país se encuentra en un estado de tránsito no del todo esclarecido.

En Europa han existido universidades y colleges; los primeros son centros de enseñanza, los segundos centros de investigación. Voy a evocar ahora el Collège de France, una especie de organismo de investigación, al que les pagan a los profesores por hacer investigación. Nosotros hemos construido un sistema de control de la enseñanza, pero no de las investigaciones que hacemos. Y sólo recientemente hacemos algunas.

Tampoco debemos considerar las actividades de las aulas como enseñanza, sino más bien como una especie de informes privados de un trabajo que, por otra parte, puede ser cualquier cosa, menos educación propositiva.

Para enseñar hacen falta “pistas de investigación”, ideas, esquemas, líneas de puntos, instrumentos; el docente debe trabajar en aquello que informa en las aulas, no puede planear su cátedra, si no es en base a su práctica laboral profesional. De hacer un estudio sobre el particular, veríamos, quiénes son los verdaderos docentes en las universidades dominicanas, a lo largo de todos estos años.

La palabra más adecuada para definir las universidades privadas es que son caras. No por el valor de los créditos, sino por crear una dependencia de los costos de los estudiantes, que tienen que pagar por todo, hasta por su propia graduación.

Ese gran defecto hace que los estudiantes no sean una masa elástica ni seleccionado cuidosamente. Dado ese carácter mercantil, las IES dominicanas no tienen tradiciones venerables, “no pueden ser una cuna de élites”, según el sistema de becas.

En cuanto a la universidad del Estado dominicano, que recibe subsidio, se caracteriza por la presión social, por la gran cantidad de grupos estudiantiles.

A veces creo que el origen de esa presión tiene una relación directa con satisfacer a las juventudes que recién se gradúan en las escuelas de educación superior básica, pero sus autoridades son incapaces de ver el arancel que ya están pagando los que están dentro de sus aulas.

En conclusión, en la República Dominica hay IES privadas; no son universidades de élites y no se les ve siempre como centros de investigación; la universidad estatal está demasiado masificada.

En la organización de ambas universidades, en lo que corresponde a su cuerpo docente, ningunas son democráticas; también los estudiantes tienen poca o ninguna organización que pueda ser realmente útil al conocimiento o a la investigación, hoy día.