Para los economistas queda bien claro que la política económica es la estrategia que formulan los gobiernos para conducir la economía en cada uno de los países. Estrategia esta que está compuesta por el conjunto de medidas, leyes, regulaciones, subsidios e impuestos que alteran los incentivos económicos para obtener unos fines o resultados económicos determinados, entre los cuales se hallan las políticas públicas.
Pero también se entiende que la política económica expresa la intervención deliberada del Estado en la economía mediante la manipulación de diversos instrumentos, con el fin de alcanzar objetivos socio-económicos previamente establecidos. Dicha intervención se puede lograr mediante tres elementos básicos de la política económica como son: el gobierno que es el responsable de la ejecución de la misma, los instrumentos que son los medios o formas de actuar del gobierno y los objetivos que son fines que se desea conseguir, y procuran alcanzar un elevado crecimiento económico (PIB), incremento del empleo y estabilidad en los niveles de precios.
Es importante poner de relieve que la taxonomía de la política económica instituye tres criterios de actuación que respaldan la aplicación de la misma, los cuales definen el tipo de política económica que los gobiernos elaboran y ejecutan. Pues esta queda definida conforme al carácter de los instrumentos, según el nivel de actuación y de acuerdo a la temporalidad.
En tal sentido la política económica al definirse, según los instrumentos que se utilizan, establece políticas cualitativas, que son la que tienen que ver con cambios estructurales en la economía, políticas cuantitativas las cuales fomentan modificaciones y variaciones en el nivel de los instrumentos, sin modificar el fundamento de la economía. Por igual, están las políticas de reformas las cuales persiguen cambiar o modificar de manera sustanciosa los fundamentos del sistema económico.
Al evaluar la política económica en relación al nivel de actuación nos encontramos con las Políticas Macroeconómicas, cuyos objetivos son promover el crecimiento del PIB, el ahorro nacional, la inversión, entre otros. En adición, están las políticas microeconómicas que tienen que ver con la toma de decisiones por parte de las unidades económicas individuales, y que impactan en las decisiones del consumidor y de las empresas.
También se pondera que la política económica puede ser de corto plazo, mediano y largo plazo, quedando así definidos en un país los lineamientos y el marco de la política económica que un gobierno pone en ejecución. Pero resulta que para que la ejecución de la política económica pueda ser efectiva ésta debe de descansar en la política monetaria y la política fiscal, las cuales son los instrumentos primordiales para lograr los objetivos trazados.
La orientación de la política monetaria parte del conjunto de acciones concebidas y ejecutadas por el Banco Central, cuyo fin es influir en el crecimiento económico mediante el manejo de las variables monetarias de la economía. Es así como la política monetaria prevé el manejo de variables como la inflación, emisión monetaria, funcionamiento del Banco Central, regulación de la banca, los tipos de interés, reservas internacionales y los tipos de cambio.
En cuanto a la Política fiscal esta trata sobre el conjunto de medidas relativas al régimen tributario, gasto público, endeudamiento interno y externo del Estado, así como a las operaciones y situación financiera de las entidades y organismos autónomos o paraestatales, por medio de los cuales se determina el monto y distribución de la inversión y consumo públicos como componentes del gasto nacional. Esa es la estructura funcional de la política económica, por tanto, toda gestión de políticas públicas ha de obedecer estrictamente a los criterios concebidos por la política económica por su incidencia en la actividad económica y el sistema económico en general.
Desde la perspectiva de la política económica en el contexto del ciclo político electoral y económico, ha quedado demostrado que los gobiernos tienden a ser desplazados del poder cuando los ciudadanos votantes sienten insatisfacción con un mediocre crecimiento económico, decepción ante la inestabilidad de los precios e incremento del desempleo y aumento del endeudamiento público. Cuando se presentan los procesos electorales, los electores prefieren desplazar a los gobiernos fruto de que los resultados económicos son malos y decepcionantes.