Como se sabe, en la actualidad la economía se identifica y define bajo las influencias del fenómeno de la globalización, implicando esto los cambios dinámicos que se registran en el mercado laboral y que ha dado lugar a una mayor vulnerabilidad y desprotección a los trabajadores e incide de manera directa en el índice de desempleo.
En adición, hay que ponderar el hecho irrefutable de que la economía ha logrado ser la de mayor influencia en el ámbito de las ciencias sociales, razón por la cual se hace necesario que en un análisis se debe considerar las diferentes realidades socioeconómicas para comprender de manera más objetiva la problemática que predomina a escala global, así como las medidas que se adopten por las autoridades.
Asistimos a una coyuntura donde existen perturbaciones sistemáticas que, desde una perspectiva de la oferta ayudan a la presencia del fenómeno inflacionario y una política monetaria bastante prolongada que parecen poco efectiva y acompañadas de un menor crecimiento económico.
La puesta en marcha de política monetaria restrictiva para desarticular la permanencia inflacionaria ya parece agotada e insuficiente para enfrentar la crisis económica, lo que sugiere reinventar los instrumentos monetarios por parte de los bancos centrales.
Vista, así las cosas, en estos tiempos tiene relevancia el libro publicado por la economista y profesora de la Universidad de Oxford, Linda Scott, quien ha dedicado sus esfuerzos de investigación para analizar el peso que tiene la participación de las mujeres en la economía global.
Es bajo ese interés investigativo que la profesora Scott ha logrado construir y desarrollar lo que Ella denomina economía doble X, la cual intrínsecamente contiene las semillas de un sistema cooperativo mucho más exitoso y respetuoso que el orden que actualmente predomina.
Para la economista y catedrática de Oxford, Linda Scott, la economía doble X se trata de una expresión de cuestionar al actual sistema financiero global para que este se reoriente y su razón fundamental es capitalizar las repercusiones de cambios necesarios que obligan a una vida menos tortuosa y más humanizada.
Para la profesora Scott la única forma de reducir la brecha de la desigualdad y la inclusión social a escala global, es que las mujeres tengan un rol de mayor preponderancia en las decisiones económicas mundiales.
Para la profesora Scott son múltiples las razones por la que la desigualdad sigue predominando en el mundo y una de mayor ponderación es la falta de cuidado al valor económico de la independencia y el trabajo de las mujeres. Sostiene la convicción de que “la improbable certeza de que la igualdad de trato económico para las mujeres pondría fin a algunos de los males más costosos que existen, y generaría al mismo tiempo prosperidad para todo el mundo”.
La autora de la economía doble X deja una reflexión contundente e irrefutable al sostener que “Si la comunidad mundial optase por disipar los obstáculos económicos a los que se enfrentan las mujeres, entraríamos en una era sin precedentes de paz y prosperidad”.
A esto agrega que, “con frecuencia, lo que observo me deja consternada, los ministros nacionales de economía que gestionan el sistema económico mundial subestiman a quienes intermedian por las mujeres dándoles el mismo trato que a un club de esposas”.
La economista Scott luego de dedicar mas de 20 años a su trabajo de investigación arriba a la conclusión de que un solo cambio en la economía, inclusión de las mujeres, transformaría las vidas en el mundo. Y reconoce que, “el mayor de los obstáculos ha sido el profundo menosprecio que albergan los economistas hacia las mujeres y que les ha impedido abordar esta cuestión”, es decir, que en sus análisis sus colegas de profesión no se han preocupados por generar y promover informaciones que obliguen a una inclusión de las mujeres, economía X.