La economía digital, el gran desafío

La economía digital, el gran desafío

La economía digital, el gran desafío

Daris Javier Cuevas.

El cierre del siglo XX registró una serie de sucesos que han tenido una incidencia en la actividad económica de una trascendencia impresionante, fruto del uso intensivo de la informática y el auge del internet como plataforma, lo que explica en una alta proporción en la aparición de múltiples crisis digitales que impactaron en la dinámica de la economía en las grandes naciones.

Es a partir de esos hechos que surgió el criterio de que al definir la economía digital se hace referencia al conjunto de actividades económicas en las que el epicentro sobre el que se realizan las transacciones es la información, y en el que las actividades se sustentan en las tecnologías digitales para el desarrollo del mercado a través de nuevos productos y servicios.

Bajo el enfoque planteado, se interpreta que la economía digital es un término que se refiere al impacto de la tecnología digital en los modelos de producción y consumo. Esto incluye la forma en que se comercializan, intercambian y compran los bienes y servicios, cuyo auge se observa desde mediado de la década de los 90s, cuando se comprobara el impacto que en la economía comenzó a tener el uso del internet.

Las evidencias empíricas ponen de manifiesto que la economía digital encierra todas las partes de la economía que aprovechan la innovación tecnológica que arrastra hacia la transformación de los mercados, los modelos de negocio y las operaciones habituales. Por tal razón, la misma incluye desde los sectores tradicionales de la tecnología, los medios de comunicación y las telecomunicaciones hasta los nuevos sectores digitales, tales como el comercio electrónico, la banca digital, agricultura, minería y la industria, entre otras.

Ya la economía digital se ha convertido en amigable para los diferentes sectores de la actividad económica, el cual se profundiza en la medida en que esta se desarrolla, tanto en su adopción, como en su aplicación en la medida en que las tecnologías digitales sean de uso común en todos los sectores de la economía.  Pues resulta que estas permiten a las empresas hacer sus negocios de manera distinta, más eficientemente y con mayor rentabilidad, al tiempo que generan una nueva estructura de mercado conectado a un mundo virtual.

En la actualidad se asiste a un mundo plenamente tecnológico en constante dinámica de innovación, acelerado a partir la sorpresiva pandemia global que ha obligado al uso de la tecnología con múltiples plataformas que   han obligado al teletrabajo, reuniones virtuales y una intensa comunicación digital.

El salto dado es fruto de la intensidad con se ha acelerado lo que parecía estar más lejano en el tiempo, quedando de esta manera demostrado que los desarrollos científicos han colocado al planeta en una incuestionable revolución digital de alta profundidad que se expande de manera impresionante a todas las facetas de la economía y la actividad humana.

La digitalización de la economía es cada vez ascendente e indetenible fruto de que esta ha demostrado una mejora significativa en la optimización de los procesos y mercados, aumentando de manera drástica la productividad sobre la base de la innovación que permite la actualización sistemática para incrementar la competitividad. Pero resulta irrefutable que lo digital se ha constituido en un factor de competitividad, catalizador activo del crecimiento económico, generación de nuevos empleos, en el entendido de que cada vez un número mayor de actividades de la vida económica y social descansan en la misma, lo que supone un desafío cotidiano.

Hay que resaltar que el cambio tecnológico, o revolución digital, se ha convertido en uno de los rasgos que caracterizan el cambio económico y social de las últimas tres décadas y que ha encontrado su espacio de aceleración en el contexto de la pandemia global.

En la actualidad el desarrollo de múltiples tecnologías y su aplicación en la dinámica sectorial de la economía crea la sensación de que esta ha surgido en la actual coyuntura, sin embargo, hay que puntualizar que la transformación tecnológica no es exclusiva del comienzo del siglo XXI, aunque ciertos avances son fruto de la aceleración de innovaciones profundas y radicales que ya se concebían.

En el contexto de la transformación digital de la economía y adaptar la sociedad a estos cambios, los mismos sugieren grandes desafíos para la economía y el análisis económico en particular, como resultado de que la digitalización ha de imaginarse como un proceso permanente de innovación, lo cual conlleva una necesidad de actualización en habilidades y capacidades de los profesionales de la economía.

El dominio de las áreas tecnológica no se debe entender que el economista ha de abandonar su base formativa sino asumir la realidad del mundo de la digitalización, pero tampoco, los profesionales de la tecnología pueden confundirse y pensar que han migrado hacia la economía, más bien es hacer el conocimiento más amigable con los niveles de competencia profesional.



Daris Javier Cuevas

Economista-Abogado Máster y Doctorado en economía Catedrático de la UASD

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