Santo Domingo.- El indicador mensual de actividad económica (IMAE) de la República Dominicana registró una expansión de 4,8 % en julio, con lo cual se produjo un crecimiento promedio interanual de 5,0 % en los primeros siete meses de 2024, informó este martes el Banco Central del país.
Este resultado, coloca a la República Dominicana como la economía de mayor incremento interanual en Latinoamérica, conforme la última información disponible a la fecha publicada por los países del área, destacó el organismo en un comunicado.
El Banco Central recordó que las últimas proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) estiman el crecimiento del producto interior bruto (PIB) del país para este año en 5,1 %, las del Banco Mundial en 5,1 % y las de la Comisión Económica para América Latina (Cepal) en 5,2 %.
El comportamiento observado hasta el momento “ha tenido lugar en un entorno de estabilidad de precios como resultado de las políticas monetaria y fiscales implementadas, lo que ha permitido sortear de manera oportuna los factores de riesgo para el desempeño de la economía dominicana».
La trayectoria observada por la actividad económica “muestra la resiliencia del aparato productivo nacional ante el contexto mundial actual, en el cual las tasas de interés en los mercados internacionales permanecen relativamente elevadas con respecto a lo previsto a principios de año”, precisó la nota.
Además de que las expectativas de los agentes económicos se han visto afectadas por la incertidumbre asociada a los conflictos geopolíticos en el Medio Oriente y el este de Europa, lo cual se ha reflejado en una mayor volatilidad en los precios de las materias primas, añadió el banco emisor.
Estados Unidos, el principal socio comercial de la República Dominicana, “ha mostrado señales positivas en sus principales indicadores macroeconómicos”, por lo que las expectativas sobre una posible flexibilización de las condiciones financieras internacionales se mantienen favorables. Esto, consideró la institución, ante un panorama más claro sobre los próximos ajustes en la política de la Reserva Federal (FED) que no alterarían la tendencia de la inflación hacia el objetivo del 2,0 %.