Hugo López Morrobel
Una gran cantidad de organismos e instituciones creadas y financiadas para mejorar las condiciones de vida en todos los aspectos, cada vez se notan más propensas y dispuestas a impulsar, sustentar y alimentar la hipocresía y la simulación, al aceptar como normales, sucesos terribles y abominables.
Esa situación, en gran medida, ha sido causante del origen de trampas, mafias , delincuencia y muchos otros delitos, solo descubiertos y castigados cuando ya no les son convenientes a los intereses de quienes las crearon, favorecieron y protegieron.
Historias de esa naturaleza se han visto desde siempre, pero en los últimos años se han incrementado en forma exponencial, porque esas estructuras salen airosas por razones que todos conocen, pero que muy pocos se atreven a denunciar.
Cuando me refería a la hipocresía y simulación, quiero acercar esos términos a la doble moral que ha sido exhibida por años con la Mayor League Baseball, que mientras el negocio estuvo produciendo poca plata se hizo la sorda, ciega y muda con el consumo de esteroides por parte de sus jugadores.
Y guardó silencio por muchos años porque le convenía a sus intereses económicos, ya que antes del inició la guerra de jonrones entre Sammy Sosa y Mark McGwire, el béisbol estaba de capa caída, los estadios semi vacíos y el patrocinio por los suelos.
Tras esos tres años del combate Sosa-McGwire, el negocio se levantó económicamente para beneplácito de MLB, que conocía perfectamente lo que estaba pasando con el consumo de sustancias, pero por conveniencia guardó silencio, ya que lo importante era obtener beneficios.
Con relación al castigo para ingresar a Cooperstown, que le están imponiendo a jugadores señalados como «supuestos» usuarios de esteroides, ¿quitarán las marcas que ellos impusieron en el lapso donde se suponía que estaban violando las reglas establecidas?
¿Desconocía las Grandes Ligas que esa súper producción que estaban teniendo algunos jugadores, era producto del consumo de esas sustancias?
Algún día se sabrá la verdad monda y lironda, del porqué esa situación se mantuvo en conocimiento de MLB, por más de una década, sin que pasara nada, demostrando una vez más que “una cosa es con guitarra y otra con violín”.
