La doble moral de las autoridades locales y el gobierno

La doble moral de las autoridades locales y el gobierno

La doble moral de las autoridades locales y el gobierno

Fredery Burgos Sánchez.

Una facción del movimiento social y popular de este municipio (San Francisco de Macorís), está llamando a un paro por 48 hora, en un justo reclamo al cumplimiento de un sinnúmero de reivindicaciones sociales.

Lo extraño es que el gobierno del PRM y Luís Abinader, ante un simple movimiento huelgario desplieguen el ejército nacional y cuerpos élites de la Policía Nacional para contrarrestar dicho llamado con represión.

¿Por qué doble moral?

Hay que recordarle al conservadurismo dominicano, al francomacorisano y al gobierno dominicano y sus funcionarios, estos que cuestionaban el gobierno del presidente Nicolás Maduro Moros en Venezuela, pero además, alentaban los disturbios violentos de la derecha venezolana en contra del gobierno y del uso de la guardia bolivariana. Pero resulta extraño que las autoridades locales y nacionales den la orden de militarizar todo el municipio.

Quizás no pueda estar de acuerdo en este momento con la huelga, pero es un derecho legítimo que tiene el pueblo y los convocantes de exigir mejores condiciones de vida, contra la reforma constitucional, fiscal y laboral, por la rebaja de la canasta familiar, contra los tediosos apagones, las altas tarifas electrónicas, el arreglo de las calles de los distintos sectores barrios y urbanizaciones, reforma a la ley de hidrocarburos, entre otras demandas justas.

Las autoridades del gobierno creen que con la fuerza pública podrán tapar la ineficacia de los funcionarios y si incapacidad de darle soluciones a los reclamos del pueblo, al parecer se les olvida que SFM es un pueblo que no se intimida con militares ni con SWAT, pero que si sabe arrebatarles las reinvindicaciones a cualquier gobierno represivo a través de la lucha y en las calles.

La militarización no es la solución, la solución es darle salida a las demandas que exige el conglomerado del movimiento social y popular, no con demagogia ni con promesas como lo han hecho ante otros llamados que se han hecho y no les han cumplido.

¡Los derechos no se mendigan, se exigen o se arrebatan!