Nunca como ahora había visto tantas informaciones e imágenes de personas con diferentes capacidades para hacer lo que nosotros, en nuestra miope creencia, pensamos, y damos por sentado, que ellos no pueden hacer o se les hace difícil en grado sumo.
No hay mejor antídoto que derribar los muros, involucrarse y sensibilizarse. He transitado voluntariamente el camino de ver muchas de sus expresiones en diversos aspectos de la vida humana.
Nada como tratarles de igual a igual, en ausencia de cualquier manifestación similar a la lástima. Concebir integrarlos a las actividades sean donde sean, por difícil que parezca el trayecto para movilizarse, es un asunto de creer que se puede y hacerlos creer lo mismo a ellos.
Esto es algo que ayudaría mucho a su autoestima. Repetirnos a nosotros mismos y a ellos que pueden hacer tanto o más que nosotros, incluirlos sin más, en todas las actividades los empodera. El «vamos» es mejor que el «ve», aunque el «ve» depende de cuán empoderado se encuentre. La compañía, la amistad, la ausencia de segregación, son actitudes que debemos integrar a nuestro diario vivir.
El propio desconocimiento natural de quien no ha tenido a alguien cercano con algún tipo de discapacidad, ni ha enfrentado sus situaciones e incomodidades fruto de las limitaciones físicas, que son menos que las mentales, podría hacernos caer en segregaciones y lástima. Sin saber uno de la tremenda compañía que se está perdiendo!
No pude haber tenido mayor sorpresa y fascinación que aquel día en que estuve participando en uno de los rallys del Patronato Nacional de Ciegos durante el cual me incluí adrede en la dinámica espectacular de ir acompañar a uno de los equipos participantes en el Rally a bordo de uno de los vehículos, dirigido o capitaneado por una persona ciega elegida al azar!
Allí tres perfectos desconocidos nos supeditamos a las instrucciones que debíamos seguir e interpretar, leído en braille por este personaje súper simpático y alegre que nos enseñó otra dimensión de la existencia humana.
Otra manera de usar el teléfono, otra manera de enamorarse y relacionarse, trasladarse, estudiar, trabajar e interactuar con la vida.
Quien no conoce otra forma de vivir más que la que tiene o ha tenido toda su vida, con cinco sentidos funcionando a toda capacidad, en verdad ignora otras dimensiones humanas.
Estoy segura que igual que yo me maravillé ustedes también lo estarán con este joven psicólogo industrial casado en segundas nupcias con otra hermosa joven, siendo ella de baja visión, con hijos de ambos matrimonios.
Comenzó un diálogo curioso entre nosotros tres, videntes, y él, invidente. A nuestras preguntas contaba su desencanto ya que en su condición difícilmente consigue una posición laboral acorde con su preparación académica. Narraba que en su caso, no obstante, él había tenido la dicha de conseguir una plaza en una institución estatal con un excelente plan de compensación y sueldo para empleados, aunque estuviera subvaluado en su posición laboral. Psicólogo industrial, tomaba llamadas en la central telefónica. Esto lo tenía pensando en emigrar a otro país cuyo sistema sea todavía más inclusivo y pueda tener mejores oportunidades.