Me otorgó el privilegio de gozar de su especial cariño, que reciproqué con entusiasmo hasta sus últimos días en este mundo.
Su integridad, sus valores familiares, su pasión por la música, su amor al país, su incondicional entrega a la causa de la Fundación Sinfonía, creada en 1986 por su esposo don Pedro Rodríguez Villacañas, para apoyar nuestra Orquesta Sinfónica Nacional, y su trato exquisito al prójimo me sedujeron, desde que, en los difíciles años 90, escuché su voz al otro lado del teléfono.
Me solicitó encontrarnos para contarme sobre sus sueños a favor de nuestra música clásica, de la educación musical para jóvenes talentos, de la necesidad de traer al país grandes intérpretes, directores, orquestas, cantantes líricos y procurar respaldo económico para ello.
Nuestra colaboración en apoyo a doña Margarita Copello de Rodríguez inició con la adquisición, para contribuir al fortalecimiento patrimonial de Sinfonía, de unos mapas antiguos de su propiedad, que años más tarde y con otro legajo de piezas similares provenientes de otra entidad, el Banco Popular Dominicano convirtió en un hermoso libro institucional titulado “Imágenes insulares, cartografía histórica dominicana” (2008), compilado por José Chez Checo.
Esos mapas habían sido donados, en 2003, a la mapoteca del entonces recién creado Centro León.
Luego, nuestra impulsora de la música clásica emprende, junto al destacado pianista y director orquestal francés Philippe Entremont, y con el incondicional respaldo de su familia, de empresas prestigiosas, de embajadas de importantes países amigos y de amplios sectores de la sociedad, grandes proezas, como en 1997 el Festival Musical de Santo Domingo, un acontecimiento bienal sin precedentes en nuestra historia musical; la presentación de los ganadores del Concurso de Piano de Santander Paloma O´Shea, otra dama de la música con la que cultivó una hermosa amistad, así como la presentación en el Teatro Nacional, para conmemorar en 1993 el 90 aniversario del Grupo León Jimenes, de los tres ganadores del mundialmente establecido Concurso Internacional de Piano Van Cliburn, punto de partida para posteriores presentaciones aquí de esos prodigios del piano de distintas nacionalidades.
Estos extraordinarios momentos de la música clásica en nuestro suelo han quedado grabados en diferentes soportes para la posteridad.
La gala “La dama de la música” en homenaje póstumo a doña Margarita, que tuvo lugar en el Teatro Nacional el 6 de abril, además de celebrar los 35 años de invaluables contribuciones de la Fundación Sinfonía a la educación y la proyección de la cultura musical y el canto lírico, devino en una particular noche en la que sentí, y espero no haber sido el único, el suave latido del alma noble, ampliamente solidaria y profundamente humana de la homenajeada, con la música de su amada Orquesta Sinfónica Nacional, que interpretó obras de Pietro Mascagni, de Piotr Tchaikovsky y acompañó, bajo la dirección del maestro José Antonio Molina, al joven pianista, de origen ucraniano, Dmytro Choni, quien deleitó al público con una magistral ejecución del Concierto No.2 en Do menor, Opus 18, para piano y orquesta del compositor de origen ruso Sergei Rachmaninov.
Doña Margarita enriqueció nuestro espíritu y amplió los horizontes de la cultura musical del país. Su aspiración de facilitar la formación de jóvenes músicos, garantizando con ello el relevo con talento nacional, es hoy día una fértil realidad.
La Fundación Sinfonía, su mayor legado cultural, seguirá jugando un rol preponderante en la educación y la puesta en escena de lo más granado de la música clásica universal y seguirá siendo un pilar que respalde, junto al Ministerio de Cultura, la vigencia de nuestra Orquesta Sinfónica Nacional, de sus músicos integrantes y de sus consagrados maestros directores.