“Enseñar a quien no tiene curiosidad por aprender es sembrar un campo sin ararlo”, dijo el economista, teórico y político inglés Richard Whately.
La curiosidad intelectual es la negación de todos los dogmas y la fuerza motriz del libre examen.
Lo que se aprende hay que ponerlo en práctica porque, de no hacerlo, se convierte en nada; es como aquel agricultor que se pasa todo el tiempo arando la tierra, pero no siembra nada.