La crisis del PLD

La crisis del PLD

La crisis del PLD

Desde hace varias semanas, aunque el debate viene desde hace meses, el país vive en una constante tensión matizada por la permanente amenaza de una posible reforma de la Constitución para facilitar que el presidente Danilo Medina sea habilitado para asistir como candidato en los comicios de 2024, o en caso contrario, que tenga la oportunidad de buscar una tercera repostulación en las elecciones de 2020.

La contradicción entre quienes están o no de acuerdo con esta iniciativa ha caldeado los ánimos y dividido al Partido de la Liberación Dominicana (PLD) en dos bandos con posiciones irreconciliables.

La situación de divergencia ha llegado a tal punto de encono que será prácticamente imposible que los seguidores del presidente Danilo Medina y del expresidente Leonel Fernández puedan encontrarse en una plaza pública y tratarse aunque sea como “simples compañeritos de la base”.

La herida abierta por los desencuentros es bastante profunda y es visible que el PLD va camino a una división por la definición de un liderazgo disputado por esas figuras que no quieren ceder sus espacios.

¿Qué se afecta con el conflicto en el PLD? La institucionalidad del país, tras ponerse en evidencia que los dominicanos estamos en medio de un barril de pólvora por la crisis política por la confrontación entre los líderes peledeístas, que pone en entredicho la imagen en el exterior y la fragilidad de nuestra democracia.

Creo, y sin el creo, que ha faltado madurez en Medina y Fernández para desprenderse de sus intereses y colocar al país por encima de sus diferencias acumuladas por décadas en las lides partidarias.

Hay que detener el enfrentamiento entre los “danilistas y leonelistas”, que han convertido al Congreso Nacional en un campo de batalla, con la amarga experiencia de ver sus alrededores militarizados.

Lamento que dentro del PLD no exista ningún árbitro confiable que lleve a los dos bandos en pugna a un punto de entendimiento y se adopte una postura que solo beneficie al país.

Los dominicanos no merecemos vivir cada día en esta incertidumbre sobre si someterán o no el proyecto de reforma de la Constitución solo para habilitar a Medina para los comicios de 2024.

He creído, y estoy plenamente convencido, de que Medina y Fernández se juegan su primacía en la cúspide del PLD, por cuya razón ninguno de los dos quiere -hasta el grado que ha llegado este conflicto- ceder un ápice en sus posiciones contradictorias, ya que presumen que un revés político ante sus partidarios y la ciudadanía.

Es penoso que el PLD del profesor Juan Bosch, una escuela de disciplina y de democracia interna, tenga que exhibir este deprimente espectáculo, que solo lesiona el esquema de nuestra sistema institucional, dejando la enseñanza de que el país urge por reformas perentorias a mediano y largo plazo.



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