El drama humano que vive esta familia es lo más evidente cuando se recorren estas comunidades empobrecidas.
Montecristi.-“Judea Nueva” y “Los Conucos” son dos comunidades empobrecidas de esta provincia que se han convertido en las zonas predilectas para los asentamientos de nacionales haitianos, muchos de ellos residentes de forma irregular.
En la primera de las dos localidades no se necesita ser un encuestador para darse cuenta que el número de criollos es superado por los inmigrantes, que se han instalado con sus familias tras salir en busca de una mejoría en “la tierra prometida”: República Dominicana.
Mucho en lo poco
Antes de salir el sol se puede ver el gran número de inmigrantes haitianos que son transportados de un punto a otro en camiones para que realicen diversas labores agrícolas.
Son extranjeros que por lo regular enfrentan largas jornadas de trabajo por míseros salarios que apenas alcanzan para sustentar a sus familias.
De acuerdo a moradores de estas zonas, el salario por día de un trabajador haitiano no supera los RD$300.
Sin embargo, estos recursos son más de lo que pueden obtener en Haití, que es el país más pobre del continente según diversos estudios.
Las mujeres por lo regular se quedan en las casas haciendo labores domésticas.
Un grupo tras otro
El panorama de las dos comunidades no dista mucho de lo que se percibe en Gozuela y Santa María, otros sectores rurales montecristeños.
Allí hay decenas de casas y barrios completos habitados por los inmigrantes del vecino país. Muchos de ellos lograron regularizar su estatus en el Plan Nacional de Regularización, pero los moradores afirman que cada año se mudan otros indocumentados.
“No bien termina uno de conocer un grupo y ya en el barrio hay otro. Esa ha sido la tradición de los últimos años”, manifestó Radhamés Fernández, quien es de los primeros moradores que levantaron viviendas en Gozuela.
Ante la alta presencia de los inmigrantes, Freddy Abreu Peralta, presidente de la Plataforma de Organizaciones Comunitarias, una entidad sin fines de lucro que agrupa diversas instituciones, dijo que esta situación debe ser encarada con responsabilidad por parte de las autoridades.
“Si hubiera una política firme por parte del Estado, el cheleo al que están acostumbrados los guardias no se diera”, manifestó el activista, quien considera que esta es una de las causas principales de esta situación.
Abreu indicó que como dominicano no se opone a la acogida de los haitianos, pero manifestó que la inmigración debe ser en base a los controles migratorios establecidos en la ley para que no haya un desborde.