La corrupción lo ensucia todo

La corrupción lo ensucia todo

La corrupción lo ensucia todo

Hugo López Morrobel

La corrupción es un mal que ha venido carcomiendo a todas las sociedades, sin importar los lineamientos políticos, ya sean de izquierda, conservadores o de derecha; sencillamente, no tiene calores favoritos, porque es la forma más fácil de hacer dinero, en la mayoría de los casos sin ninguna consecuencia.

En el deporte esta problemática ha ido incrementándose como la espuma, en especial en aquellos organismos que administran mucho dinero, como es el caso de la Federación Internacional de Fútbol Asociado ( FIFA).

Han sido tan alarmantes los casos de corrupción, que ha tenido que intervenir la justicia estadounidense y de otros países europeos, para dar con los responsables de las constantes barbaridades en el manejo de fondos.

El mayor protagonista de corrupción ha sido el pasado presidente Joseph Blatter, quien fue agarrado con las manos en la masa, en contubernio con el exjugador y dirigente francés Michel Platini.

Y es que en la gestión de Blatter saltaron a la luz pública como corruptos muchos otros dirigentes de principalía en varias regiones del mundo, en especial en América del Sur, Asia y Centroamérica y el Caribe.

Esta es una situación que se remonta a muchos años, siendo una de las primeras víctimas los presidentes de las federaciones de Chile y Colombia, Sergio Jadue y Luis Bedoya, respectivamente, en el 2018.

Hace apenas unos días fue suspendido de toda la actividad de por vida el presidente de la Federación de Haití, Yves Jean-Bart, por abusos sexuales, y ayer mismo se dio a conocer que también se suspendió ‘de por vida’ a Manuel Francisco Antonio Burga Seoane, ex presidente de la federación de Perú.

En Centroamérica la situación ha sido espantosa, con muchos dirigentes de alto nivel involucrados en casos extremos de corrupción, al punto que algunos han sido extraditados.

Todo indica que el mundo del deporte, en especial en las disciplinas que manejan mucho dinero, no escapa en lo más mínimo a la corrupción, que lamentablemente se ha convertido en la forma más fácil de amasar grandes fortunas.
Si no se le pone coto urgente a esta práctica malsana y criminal, no hay duda que la mayoría de las disciplinas que también administran muchos millones, caerán en esta depravación, perversidad y putrefacción.