Todo aparenta que en los próximos meses podría volver a ser relevante el tema de la reforma constitucional. De seguro desatará innumerables debates políticos, por lo que creo pertinente señalar algunas cosas.
La más significativa de ellas es que, para entender una Constitución, es necesario entender que aun cuando el texto tenga una clara inclinación ideológica, esto no implica que la misma sea inevitable. Vale decir, el análisis técnico de una Constitución requiere que el analista comprenda que ese texto es fruto de opciones y decisiones que podían haber tenido otro cariz.
Es cierto que el constitucionalismo, entendido como ideología política, tiene pilares que están en casi todas las constituciones, pero es falsa la idea de que estos predeterminan opciones específicas que se imponen a lo decidido por el poder creador de la Constitución.
Como consecuencia de ello, no se puede asumir que las decisiones constitucionales deban tomar tal o cual forma. Incluso cuando las constituciones se atienen estrictamente a los principios fundacionales del constitucionalismo democrático, el abanico de opciones que el constituyente tiene a mano es muy amplio.
Esas decisiones se plasman en el texto y este texto es el vinculante. Por ello, y por su propia naturaleza, las constituciones no pueden ser inconstitucionales.
Pueden tener contradicciones internas, pero eso es distinto. De ahí que yerra el tiro quien entiende que una reforma constitucional puede ser cuestionada por su supuesta inconstitucionalidad.
Visto desde ese punto de vista, lo que existen son reformas constitucionales que nos parecen buenas o que nos parecen malas. Eso es otra cosa, y no menor, pero no es el eje alrededor del cual gira la realidad de la reforma.
No se trata de resignación, sino de entender cuál es el verdadero terreno de juego. En estos casos, los análisis jurídicos solo sirven para explicar lo que sucede, o podría suceder.
Pocas veces suelen ser determinantes para decidir el destino de una reforma constitucional, porque esto es prerrogativa de la Asamblea Revisora, con votos logrados a través de la unidad política o el convencimiento.
Ante la posibilidad de una reforma, el papel de quienes tienen influencia política es lograr el apoyo político y social que les permita asegurar los votos necesarios. Y ese apoyo hay que buscarlo. Esto es algo que deben tener en cuenta todos los que quieran gravitar sobre estos procesos.