La codicia

La codicia

La codicia

David Alvarez

Verde se han teñido las calles de pueblos los fines de semana por individuos y familias, mayoritariamente de las capas medias de la pequeña burguesía, reclamando el fin de la impunidad en torno al caso Odebrecht.

Meritorio esfuerzo por una noble causa, aunque no siempre clara su financiación y a menudo aprovechada por políticos de partidos del 1% de votación. Pero nada es puro en esta vida y esas manchas al verde no desmerita su intención.

Corrupción ha impregnado a todos los partidos políticos que han ocupado el Poder Ejecutivo desde la fundación de la República. Merito especial para los 7 meses de Bosch que la combatió con tesón. Pero, visto a los ojos de sus discípulos del PLD, el PRD y el PRM, eran “manías del viejo”.

Pero no es la corrupción un baldón moral exclusivo de los partidos políticos y los funcionarios gubernamentales. Empresarios y líderes sociales, activistas de la ONG’s y hasta figuras con rango de dignidad, abrevan en la corrupción como modo de vida.

Ya Pablo de Tarso en su primera carta a Timoteo señalaba: “Porque la raíz de todos los males es el amor al dinero, por el cual, codiciándolo algunos, se extraviaron de la fe y se torturaron con muchos dolores” (6:10).

La clave es la codicia, un pecado que ha sido convertido en “virtud” en el sistema capitalista.

Construimos una sociedad donde tener es lo que da valor a la vida de las personas, donde los pobres son despreciados y mientras mas dinero tienes, más importante eres.



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