La Policía Nacional, que registró 10 homicidios en Cali ayer, alegó que ‘solo tres de ellos coinciden con lugares donde tuvieron lugar actividades de protesta’ y el resto ‘estarían relacionados con ajustes de cuentas entre estructuras delincuenciales, intolerancia y sicariato’.
Por eso es difícil establecer cuántos de estos homicidios fueron cometidos por los hombres armados que ayer salieron a desbloquear las calles y a disparar contra los encapuchados a los que atribuyen el caos y el vandalismo en la ciudad.
El director de Investigación Criminal e Interpol de la Policía, general Fernando Murillo, reconoció hoy estos hechos y dijo que ‘se presentó una situación especial donde unas personas de civil utilizaron unas armas de fuego indiscriminadamente contra otras personas’ bajo la mirada impasible de las fuerzas de seguridad.
Además, varios periodistas denunciaron ayer agresiones por parte de la Policía justamente cuando intentaban informar sobre estos casos.
Según la Policía, en lo que va de mayo han sido perpetrados en Cali 148 homicidios, casi el doble del mismo mes de 2020, cuando hubo 79, o los 71 de abril último, y no se sabe cuántos de esos crímenes tienen relación con las protestas.
La ONG Temblores y el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz) contabilizan 60 muertes en el marco de las protestas, de las cuales 43 se las atribuyen a la fuerza pública. De las muertes totales, 39 sucedieron en Cali, la mayoría en la primera semana de protestas.
La Fiscalía, por su parte, contabiliza 43 muertes, aunque solo ’17 de ellas tienen nexo directo en el marco de las protestas’ y sigue buscando a 123 personas dadas como desaparecidas en las protestas.
Permanecen los bloqueos
En los disturbios de ayer hubo además 34 personas lesionadas y tres incendios de edificios, entre ellos un comercio de la franquicia Dollar City donde hallaron al menos un cuerpo calcinado, según cifras oficiales.
En Cali, capital del departamento agroindustrial del Valle del Cauca, hay siete bloqueos en zonas importantes, que se han catalogado como ‘puntos de resistencia’, ubicados en barrios humildes y donde las protestas han cogido mucho fuelle.
Mientras la Alcaldía entregaba balance de pérdidas humanas y daños materiales, el presidente colombiano, Iván Duque, que se trasladó el viernes a Cali y ordenó el ‘máximo despliegue’ militar para restaurar el orden, hizo hoy un recorrido por la ciudad.
Según el Gobierno, Duque ordenó el desplazamiento de 1.141 hombres del Ejército que llegaron a Cali para contribuir a mejorar la movilidad y seguridad de la población así como para custodiar sitios estratégicos y remover escombros usados en los bloqueos.
En la mañana de este sábado visitó sitios que no han tenido mayor alteración del orden público y bajó de su vehículo para atender reclamos de los ciudadanos, alguno de los cuales lo increpó con gritos de ‘asesino’.
Anoche, recién llegado a Cali, Duque estuvo en el sector residencial de Ciudad Jardín, donde se vieron las imágenes más fuertes de civiles con armas de largo alcance. Allí, donde cuenta con más apoyo que en los barrios humildes, una multitud le rogaba para que levantara los bloqueos que los tienen ‘secuestrados desde hace cuatro semanas’.
Pánico y terror
Después del día de terror vivido el viernes, los caleños amanecieron con pánico debido a que cadenas falsas de WhatsApp alertaban sobre un supuesto bloqueo de 1.080 ciudades de toda Colombia a partir del próximo lunes.
Eso hizo que en los supermercados se vieran filas de gente ansiosa por aprovisionarse de artículos de primera necesidad.
Entre tanto, el megacentro de vacunación contra la covid-19 ubicado en el deprimido Distrito de Aguablanca tuvo que ser cerrado por amenaza de bomba, alertó el alcalde, lo que dificulta la campaña para contener la pandemia que está en el tercer pico en Colombia actualmente, con más de 450 muertes diarias.
En el resto del país, donde decenas de miles de personas siguen saliendo a las calles desde el pasado 28 de abril, la situación también está en calma, con pocas movilizaciones, después de la resaca de ayer, en el que se conmemoró un mes de descontento social del segundo país más desigual de Latinoamérica.