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La Chikun

Rafael Molina Morillo Por Rafael Molina Morillo
Director de El Día, Molina Morillo
Rafael Molina Morillo, director de El Día

Este es un pueblo muy confianzudo, al que le dan el pie y se coge la mano. A cualquier persona acabada de conocer la tuteamos, sin importar que se trate de un muchacho o de un señor respetable.

Los ejemplos sobran: a los presidentes de la República de los últimos años les tratamos como si fueran nuestros amigos íntimos y les llamamos simplemente Danilo, Hipólito, Leonel… Y todo el mundo sabe de quién hablamos cuando nos referimos a Milagros, Margarita, Cándida, Miguel, Yeni, Monchi, Vincho, Juan Bolívar, Roberto…

Podría llenar páginas con otros nombres de pila con los que los dominicanos nos referimos a las demás personas. Pero el asunto no se para ahí, sino que se aplica también a otras situaciones, como a la creada por la enfermedad de moda, la Chikungunya, llamada cariñosamente por la prensa dominicana como la “Chikun”.

A propósito de la Chikun, que parece sentirse a gusto en el área caribeña, transmitida por el mosquito pomposamente conocido como “aedes aegipti’’, me viene a la memoria el celebrado poema negroide del poeta Rubens Suro titulado “La rabiaca del haitiano que espanta mosquitos”, cuyo mejor intérprete ha sido, sin lugar a dudas, el malogrado declamador Carlos Lebrón Saviñón.

“Yo quema oja seque -dice una de sus estrofas- a be si se ba, yo quema paper, yo quema de tó… y él pasa mu cerque de mi negre piel, juega con el hume, hace culiñique y buebe a sunbá…”
Bueno… habrá que hacer brujería antes de que la Chikun acabe “con tó”…

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