En enero próximo vencerá el plazo dado por la Junta Central Electoral para obtener la nueva Cédula de Identidad y Electoral, la cual, en nuestro país, es prácticamente imprescindible para todos los actos de la vida privada.
Se dice, no obstante, que a esta fecha menos del 50% de los dominicanos obligados a obtener dicho documento lo han logrado, y que el resto deberá alcanzarlo en menos de un mes, noticia esta que nos llega cargada de desasosiego e incertidumbre porque significa que casi la mitad de los ciudadanos deberá conseguir en menos de un mes lo que no supo diligenciar ni obtener durante más de un año.
¿Nos estaremos contagiando de sociedades más atrasadas que la nuestra?, ¿o queremos, igual que éstas, vegetar como “chivos sin ley”, sin obligaciones institucionales ni sociales, aferrados al desorden que no les permite cultivar la superación personal y nacional? Sea una cosa o sea otra, el país deberá apretarse los pantalones para conseguir que durante el año 2015 todos los dominicanos mayores de edad queden dotados de documento tan importante.
Si se quiere se puede, aunque sea ardua tarea.
Uno de los riesgos mayores es que la desmoralización lleve a las autoridades a conceder, “dominicanamente”, los consabidos y descuidados plazos, y que estos resulten fallidos, de modo que el año 2016 pueda sorprendernos sin que la inmensa mayoría de nuestros compatriotas esté en posesión del carnet de identidad y electoral.
Otro riesgo viene propiciado por el llenado del carnet. Por ejemplo, en el espacio destinado a consignar la nacionalidad de la persona no se dice “dominicano”, o “cubano”, o “haitiano”, o “venezolano”, o, en fin, no se consigna la nacionalidad del portador, sino que se cita lo que, al parecer, es el país de NACIMIENTO, por ejemplo, “República Dominicana”, o “Cuba”, o “Haití”, o “Venezuela”.
Si ese es el criterio que guía el llenado de dicho espacio, resultará que la cédula emitida a un extranjero que haya nacido en RD, habrá de decir “República Dominicana”, y ese es el riesgo a correr innecesariamente pues no todos los nacidos aquí son “dominicanos”.
Pero como su cédula dirá “República Dominicana” es seguro que podrían colársenos mansos y cimarrones como si fuesen compatriotas nuestros. Ojalá dicho riesgo sea sometido al debido control.