¿Qué te he hecho yo, que me has azotado estas tres veces?
Números 22.28
La Ley 248-12 sobre la Protección Animal y Tenencia Responsable, ha venido a traer regulaciones nuevas a una sociedad que se encamina hacia la verdadera «modernización» y «sensibilización» humana. Esta norma que data del año 2012 cuyo objetivo es sancionar los maltratos a los animales, posee un considerando que particularmente me llama la atención.
Citamos:
CONSIDERANDO TERCERO: Que en nuestro país se constatan con inusitada frecuencia situaciones de abuso y crueldad contra animales, especialmente las que ocurren en la vía y espacios públicos, no sólo dañan a los animales, sino que estimulan patrones de violencia y crean una imagen negativa en el ámbito nacional e internacional.
En este considerando el legislador se muestra sensible, no solamente con el abuso hacia los animales, sino que establece que esa conducta anima a la violencia y crea una percepción muy negativa de nuestro país.
Hace unos meses en el municipio donde vivo, San Cristóbal, ocurrió algo que me causó indignación, pues justo en el frente de la Iglesia católica Nuestra Señora de la Consolación un caballo cayó desmayado porque ya no tenía más fuerzas para continuar la marcha con el gran peso que era obligado a llevar (una carretilla abarrotada de basura), pero lo que más me causó enojo era que el dueño del caballo azotaba con una vara al animal que yacía en el pavimento para que se levantara, al parecer no entendía que este ya estaba casi muerto.
Mientras el desganado corcel se encontraba muy flaco y herido, del otro lado te encontrabas con la imagen de un señor lleno de libras, colorado y muy enfadado porque su potro en decadencia ya no daba para más.
Amigos a diario pasan situaciones como estas, en que los vehículos de tracción animal son usados desmedidamente, hay que ver que en nuestro país la gran mayoría de estos animales no tiene descanso… solo cuando muere.
Así como aquellos dominicanos que apreciaron esa imagen, de igual manera extranjeros pudieron haber sido espectadores de ese momento tan desagradable, y de seguro que así mismo lo cuentan en su lugar de origen.
Nos afamamos en decir con el pecho erguido que somos «una sociedad que va en avance”, que somos humanos, que respetamos las leyes, pero no es así.
Siempre me he preguntado ¿Qué piensa un alcalde cuando en su municipio las carretas son usadas en una proporción muy alta para la eliminación de los desechos?, A mí por lo menos me daría curiosidad, y trataría de buscar una solución que poco a poco haga cumplir la ley.
Como me gustaría que en medio de los crueles fuetazos y golpes uno de esos caballos le reproche a su dueño como lo hizo la burra de Balaam…