París.-La brecha de la desigualdad económica en el mundo se ensancha, sobre todo porque aumenta la riqueza de los ultrarricos que se benefician de la movilidad de los capitales y de su influencia política, según el Laboratorio Mundial de las Desigualdades (WIL, en sus siglas en inglés).
En la tercera edición de su Informe sobre la Desigualdad Mundial publicado ayer, el WIL, conocido por sus posiciones en favor de un impuesto mundial al patrimonio de los multimillonarios, denuncia “una pequeña minoría que ejerce un poder financiero sin precedentes mientras miles de millones de personas siguen excluidas incluso de la estabilidad económica básica”.
Los autores explican que la riqueza global si estuviera repartida por igual permitiría unos ingresos de 1.200 euros mensuales por persona, pero en realidad una pequeña minoría capta “una parte desproporcionada”.
Por una parte, el 50 % más pobre únicamente recibe el 8 % de los ingresos, mientras que el 0,1 % más rico obtiene una cantidad equivalente y el 10 % más rico gana más que el 90 % restante.
En términos económicos, eso también se puede traducir en que mientras la mitad de los adultos del mundo viven con unos 425 euros mensuales de media, el 0,001 % más rico (unas 56.000 personas) recibe 10.000 veces más.
La riqueza está todavía más concentrada que los ingresos.
El 10 % más rico posee tres cuartas partes del total mundial, mientras la mitad de los habitantes de la Tierra sólo poseen el 2 %.
Los autores del informe subrayan que esta concentración no sólo persiste sino que se está acelerando, porque la riqueza de los multimillonarios ha progresado desde la década de 1990 a un ritmo de aproximadamente el 8 % anual, casi el doble que para la mitad más pobre de la población.
El economista mexicano Ricardo Gómez Carrera, autor principal, destaca en declaraciones que “la desigualdad de riqueza está mucho más concentrada y crece rápidamente en la parte más alta de la distribución”.
Detrás de esa evolución -precisa Gómez Carrera- está el hecho de que los multimillonarios “tienen más influencia sobre los procesos políticos” y “escapan a la progresividad” fiscal.
Eso es posible porque tienen “más opciones para evadir los impuestos” porque “hay más paraísos fiscales donde ellos pueden llevar sus cuentas” pero también por la posibilidad de llevar la sedes de sus empresas a los países que les son más favorables.
Para evitar esa deriva, la propuesta del WIL, un organismo conocido por estar dirigido entre otros por los economistas Thomas Pikkety y Gabriel Zucman, es un impuesto mínimo que grabaría la fortuna del 0,001 % de la población mundial, apenas 56.000 personas que podrían reunirse en un estadio.
Mayor desigualdad
— Latinoamérica
Latinoamérica es la región del mundo con mayores desigualdades en los ingresos y una de las más desiguales en términos de riqueza, con un aumento de esa desigualdad en Brasil, y Colombia, y una reducción en México y Chile.
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EFE
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