José Armando Tavarez
Las sociedades han organizado sistemas formales de enseñanza que permiten desarrollar en los niños, niñas y jóvenes las habilidades y competencias que necesitarán para tener éxito en este mundo cada vez más competitivo. Educar es un elemento clave para salir de la pobreza y mejorar las condiciones de vida de la gente.
Una de las mayores dificultades que experimentan los que quieren acceder al sistema educativo nacional es el económico. Entre las barreras que tiene un individuo para recibir educación formal son los costos asociados al proceso formativo. Estudiar y hacerlo con calidad resulta económicamente inviable para una gran parte de la población.
Es por eso que los países desarrollados tienen diversos programas gubernamentales de asistencia económica a estudiantes. Poseen programas de crédito educativo público y privado que tienen como objetivo ayudar a que estudiantes que no pueden costear sus estudios puedan hacerlo con un préstamo educativo.
En la República Dominicana se ha dado respuesta a esta problemática de una manera muy particular. Existen programas de becas muy exitosos en todo el país. Actualmente miles de jóvenes están becados a nivel nacional e internacional en diferentes programas académicos.
Desde el Ministerio de Educación Superior y otras agencias gubernamentales se han hecho importantes esfuerzos en este sentido.
Los programas de becas son verdaderos instrumentos de inclusión social que hacen posible el cumplimiento del artículo 63 de la constitución que dice: «toda persona tiene derecho a una educación integral, de calidad, permanente, en igualdad de condiciones y oportunidades, sin más limitaciones que las derivadas de sus aptitudes, vocación y aspiraciones”.
Hagamos realidad este derecho constitucional.
