Un problema muy espinoso que desde hace años confronta la sociedad dominicana, consiste en la banalización de temas trascendentes, es decir, dar muy poca o ninguna importancia a hechos y acontecimientos que afectan a una gran parte de la población de manera directa o indirecta.
Esa trivialización, sin lugar a duda, ha sido inducida por elementos a los que no les interesa en lo más mínimo que la población se empodere y forme movimientos de lucha para enfrentar los males que la aquejan.
Por eso es que históricamente nos estamos quedando en la superficie en hechos relevantes, propiciando, fomentando y publicitando acontecimientos que aportan poco o nada al desarrollo de la sociedad en términos generales.
Cuando nos quedamos en la superficialidad, en el análisis de los problemas, se propicia la dejadez, la apatía y la indolencia, entre quienes tienen por obligación de darle un giro radical de 180 grados.
Esa postura irresponsable se observa en todos los sectores, y como es lógico, el deporte no escapa en lo más mínimo, porque se viene fomentando y resaltando en forma exponencial todo aquello que reviste poca o ninguna importancia, dejando de lado casos que van desde el irrespeto al atleta, hasta llegar al desconocimiento de sus logros en las canchas.
La mayoría ha dado el por el todo en esa actividad, pero esos mismos, están pasando hoy las de Caín, porque nadie quiere, incluyendo la prensa deportiva, dar la cara y exigir que se le busque una solución que dignifique a quienes son y han sido corazón en esa causa.
Vivimos momentos que requieren de cambios radicales en todos los sectores, por lo tanto, resulta una iniquidad, una injusticia y una inmoralidad, que no se le busque una rápida solución a los ingentes problemas a los que mantienen el deporte en lo más alto.
Por lo tanto, hay que dejar de banalizar los hechos y no seguir transitando en los contornos, en las periferias de estos problemas, por lo que es necesario dar a conocer al país, la incertidumbre y complejidad que para subsistir, están pasando desde hace años centenares de atletas, glorias del deporte nacional.
Llegó el momento de crear consciencia de que hay que reconocer y distinguir a hombres y mujeres que en el deporte y otros sectores, lo dieron todo por el país, sin recibir nada, o muy poca cosa.
RADARES.- Es increíble como la población se metió de lleno para dar seguimiento a la actuación de nuestros atletas en los Juegos Olímpicos de Tokio, al punto de que lo que era común, de que en la calle no pregunta sobre la actuación de los peloteros en Grandes Ligas, y ahora es sobre los resultados obtenidos en cualquier disciplina en ese evento…
La Liga Nacional de Baloncesto es un espectáculo de primera, pero muy no se deja sentir en el seno de la población, por lo que su crecimiento produce dudas.