SANTO DOMINGO.- La Armada de República Dominicana realizó este miércoles la tradicional procesión con la imagen de la Santísima Virgen del Amparo.
Antes de iniciarse la tradicional procesión con la imagen de la Santísima Virgen del Amparo, fue celebrada una misa solemne en la parroquia de Santa Bárbara que fue encabezada por el vicealmirante Edmundo Néstor Félix Pimentel, comandante general de la Armada de República Dominicana.
Estas tradicionales fiestas en honor a la Santísima Virgen del Amparo, patrona de la institución naval se celebran anualmente y coinciden con la época de la Navidad. Este año las festividades en honor a la Virgen del Amparo estuvieron impregnadas de mucho colorido y esplendor, primando sobretodo un alto contenido de singular significación espiritual entre sus miembros participantes, incluidos oficiales almirantes, superiores, subalternos, clases y alistados.
Durante todo el trayecto de la procesión celebrada ayer en honor a la Santísima Virgen del Amparo, se observó la integración del personal de esta institución naval, las cuales desde un principio fueron encabezadas con mucho entusiasmo por el comandante general de la Armada Dominicana, vicealmirante Edmundo Néstor Félix Pimentel, lo que imprimió más calor y colorido a la celebración.
Procesión de la Virgen
Al concluir el acto religioso, celebrado en la parroquia Nuestra Señora de la Altagracia, en la Zona Colonial, se inició una multitudinaria procesión integrada por oficiales almirantes, superiores, subalternos, clases y alistados, así como residentes en el sector, quienes se integraban cuando la imagen de la Santísima Virgen del Amparo en hombros de oficiales superiores de la Armada Dominicana cruzaba frente a sus hogares.
Tras recorrer varias calles de la Zona Colonial, incluida la Arzobispo Meriño, la procesión se dirigió al puerto de Don Diego, frente al puerto turístico de Santo Domingo, donde la embarcaron a bordo de uno de los Guardacostas y tras cruzar el río Ozama llegó al Apostadero Naval en Sans Soucí, desde donde fue trasladada a la Base Naval 27 de Febrero.
Al llegar la procesión a la entrada de la Base Naval 27 de Febrero, hubo una parada y se leyó la orden del día.
Luego la procesión de la Santísima Virgen del Amparo se dirigió hasta la parroquia de su mismo nombre, en las instalaciones de la Base Naval 27 de Febrero, donde fue depositada.
Habla jefe Armada
Luego de concluir la procesión, el vicealmirante Edmundo Félix Pimentel dijo que esa institución cumple con su rol de salvaguardar y proteger en el mar y las costas a nuestro país de los flagelos del narcotráfico, tala y pesca indiscrimina de especies marinas, los viajes ilegales hacia Puerto Rico y los contrabandos en sentido general, entre otras acechanzas.
Explicó que para la Armada Dominicana poder cumplir con su rol sus oficiales y alistados constantemente reciben los entrenamientos necesarios para enfrentar con éxito estos flagelos.
Igualmente resaltó los logros que ha obtenido la Armada Dominicana en contra del tráfico de indocumentados hacia Puerto Rico, donde en lo que va de año han sido detenidas 1,537 personas, de los cuales 945 son de nacionalidad haitiana.
Devoción por la Virgen
La devoción por la Santísima Virgen del Amparo llegó al nuevo mundo con los emigrantes españoles, que se establecieron en Jalapa (México), según consta en varias cartas remitidas desde allí entre 1757 y 1758 a nuestra Catedral Primada de América, pasando por nuestro país donde tuvo gran aceptación, especialmente en la comunidad de Los Guarícanos, cuya feligresía construyó una parroquia para adorar a la “Virgen del Amparo” y posee una efigie traída desde Jalapa “México), copia fiel de la existente allí.
Pero la devoción de la Armada Dominicana por esta Virgen, nace cuando el mercante dominicano “Presidente Trujillo”, fue hundido en aguas del mar Caribe el 21 de mayo de 1942 por el submarino alemán U-Boat 156, donde solo hubo un sobreviviente, seis ahogados y los demás desaparecidos. Ese sobreviviente desprovisto de chaleco salvavidas rogaba desesperado “Virgen el Amparo no me dejes ahogar”.
Ese marino fue César De Windt Lavandier, quien comandaba el referido mercante y se dirigió a la parroquia Santa Bárbara el 18 de diciembre de ese mismo año a dar gracias a la Virgen por haber escuchado sus ruegos.