En este país, definitivamente se actúa casi siempre a favor los intereses de los más poderosos, en el ámbito político, económico, deportivo o de cualquier otro sector.
Quienes no tienen voz se los lleva el mismo demonio, historia que se viene repitiendo día tras día, año por año, siglo por siglo.
No es posible que ante el dolo, la justicia no haya movido ni un dedo para condenar a quienes han tomado como suyo propiedades del Estado que benefician a comunidades, cuyos integrantes, tampoco hacen la mínima presión para que se actúe como dictan las leyes.
Ahora con una justicia independiente, , no se ha hecho nada, absolutamente nada, para que de una vez por todas, muchas pertenencias vuelvan a formar parte del patrimonio nacional.
No es posible que expedientes bien instrumentados estén durmiendo el sueño eterno, sin que nadie diga “esta boca es mía”.
Lo que sucede en el complejo deportivo de La Barranquita de Santiago es el mejor ejemplo sobre la falta de sensibilidad de esa comunidad, y en especial, de quienes son los más beneficiados, los atletas y deportistas.
Parecería que a los periodistas, dirigentes deportivos y atletas de Santiago no les importa un comino que personas ajenas a esa actividad se estén lucrando desde hace tiempo, de los millones de metros que se han apoderado.
Lo lamentable de todo es que nadie dice nada, una muy buena demostración de cómo transita esta sociedad nuestra.
Si eso sucede a la vista de todos en La Barranquita, lque no debe estar ocurriendo en otros complejos diseminados por todo el país.
Esto nos muestra que organismos que están para velar por la defensa del patrimonio nacional, al parecer no tienen razón de ser.