Juan del Rosario Santana, economista.
La Federación de Comerciantes Unidos de la Provincia Dajabón y el alcalde municipal solicitaron al gobierno dominicano, la reapertura gradual de los mercados fronterizos, aplicando un protocolo sanitario contra el Covid-19.
Nos identificamos con esta petición por entender que el sector de los pequeños y medianos comerciantes de la frontera ha sido fuertemente golpeado por las medidas impuestas por ambos gobiernos para combatir la pandemia Covid-19, situación que se agrava con el hecho de que tampoco han sido favorecidos con los programas de protección social puestos en marcha para amortiguar los estragos económicos de este evento de dimensión mundial.
Sin embargo, deben estar consciente, que la frontera es un espacio en donde confluyen dos países y que la decisión de abrir el mercado tiene un carácter binacional, si los haitianos deciden mantener la restricción entonces una apertura unilateral dominicana no tendría ningún efecto.
Asimismo, tampoco tiene sentido que el país establezca un protocolo sanitario para el inicio de los intercambios, si el gobierno haitiano no hace lo propio y recordarles, que existe un reto y es el de diseñar un protocolo sanitario que se ajuste a las necesidades y realidades de la frontera.
La idea de permitir cada vez el paso de unas 30 personas entregando un ticket parecería viable, ¿pero la pregunta es quién controlaría el tiempo que debe durar cada persona en una actividad de compra y venta? toda vez que he sabido que cuando los haitianos nacionales cruzan no solamente vienen a comprar mercancías sino otros bienes y servicios.
Si asumimos que en promedio un haitiano dure dos horas una vez cruce, entonces en una apertura de 8 horas apenas ingresarían unos 120 compradores, lo cual es insignificante si se compara con la cantidad de personas que asiste a estos mercados y con la exposición al riesgo de contagio que esto representa.
El wasap y el Facebook han contribuido a facilitar los intercambios y deben continuar siendo herramientas útiles en estos momentos, por lo que entendemos que el énfasis debería ponerse en el establecimiento de un paso para el transporte de mercancías que fluya sin mayores inconvenientes con lo cual se beneficiaria tanto a dominicanos como haitianos.
Reiteramos nuestro compromiso con una apertura gradual de los mercados fronterizos, pero esto debe ser sin desmedro de la seguridad y la salud ya impactada de los ciudadanos y ciudadanos que habitan en el cordón fronterizo y de los que van a este espacio a realizar sus actividades comerciales.
Un aumento del contagio en la frontera tendría un efecto multiplicar inmediato sobre provincias como Santiago, La Vega, Espaillat, San Juan, Gran Santo Domingo, Distrito Nacional debido a que como sabemos, los actores locales de las provincias fronterizas son los que menor participación tienen en términos de comerciantes.
Esperamos que se diseñe un verdadero plan de apertura del espacio comercial fronterizo y que el gobierno vaya en auxilio de miles de familias que tienen este intercambio como la principal fuente de ingreso.
