Uno de los más graves inconvenientes en que incurren muchos atletas es la desesperación por llegar a la cúspide a la mayor brevedad, utilizando para ello cualquier medio, aunque éste sea irregular, lo que al final le cuesta bastante caro en su carrera.
Ese mal no sólo afecta a los atletas, es una costumbre que se observa todos los días, al entender que no importa cómo se llegue, lo importante al final es lograr los objetivos.
Estamos pues, ante un dilema que a muchos les resulta, pero a la gran mayoría le sale el “tiro por la culata”, ya que tarde o temprano la verdad sale a relucir.
Lo lamentable de esta situación es que esos que buscan el éxito sin importar la forma, en la mayoría de los casos son llevados a esa etapa por sus patrocinadores, los cuáles cuando se descubren las trampas, salen ilesos, ya que se lavan las manos como Pilatos.
Esos métodos mafiosos, reitero, no son utilizados únicamente por los atletas, también lo ponen a diario en práctica los políticos, periodistas, y toda una gama de profesionales que arriesgan a perder su “credibilidad” ante la sociedad.
Definitivamente, las sociedades cada día observan tranquilamente este tipo de hechos sin alterarse en lo más mínimo, por lo que se ha convertido en algo normal.
Ojalá que esta situación dé un giro de 180 grados, porque lamentablemente hay que admitir que estas anomalías se tratan como algo normal, debido a la desorganización en que vive esta sociedad en términos generales.
RADARES.- Los dominicanos estarán expectantes de los resultados de nuestros atletas en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, y del combate mañana entre Carlos Adames ante Julian Williams, por el título de las 160 libras.