Washington.- La vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, denunció la existencia de racismo, xenofobia y sexismo en el país durante una visita a Atlanta este viernes, días después de los ataques contra salones de masajes asiáticos que dejaron ocho muertos, entre ellos seis mujeres de esa raza.
«El racismo es real, en Estados Unidos, y siempre lo ha sido. La xenofobia es real, en Estados Unidos, y siempre lo ha sido. El sexismo, también», afirmó Harris, de origen afroamericano y asiático, quien acompañó al presidente, Joe Biden, en la visita a Atlanta.
Los dos se reunieron con funcionarios públicos y con líderes de la comunidad asiática en esa ciudad sureña.
En la comparecencia posterior, la vicepresidenta enumeró varios casos de discriminación contra asiáticos a lo largo de la historia estadounidense, como las leyes que prohibían a los trabajadores chinos que construyeron la red ferroviaria en la década de 1860 adquirir propiedades.
También el internamiento forzado de 120,000 personas de origen japonés durante la Segunda Guerra Mundial. «Un abuso evidente y absoluto de sus derechos civiles y humanos», remarcó la vicepresidenta.
Harris dijo que la comunidad asiática ha sido atacada y servido de chivo expiatorio durante el último año: «Gente con los más grandes podios difundiendo este tipo de odio».
UN CRIMEN MISÓGINO Y RACISTA
El viaje de Biden y Harris a Atlanta estaba previsto desde antes de los ataques del martes, pero su significado, pensado originalmente como altavoz propagandístico para el plan de rescate, cambió radicalmente con los asesinatos.
Las primeras noticias sobre lo sucedido el martes lo vincularon rápidamente con la ola de delitos de odio contra las personas de origen asiático, pero el sospechoso admitió después a las autoridades que atacó tres salones de masajes asiáticos porque los «culpaba» por proporcionar una forma de mantener activa su adicción al sexo y quería «eliminar la tentación».
Pese a esa confesión, líderes políticos y medios de comunicación han pasado casi de puntillas por el problema de la violencia de género y las palabras de Biden en Atlanta no fueron una excepción, ya que también puso el foco en el racismo.
Biden dijo que todavía no está del todo clara «la motivación» del atacante de Atlanta, pero remarcó que «el odio no puede encontrar un refugio en Estados Unidos». «Nos corresponde a todos detenerlo», agregó.
Enseguida, el presidente recordó que la violencia contra los estadounidenses de origen asiático se ha disparado desde que comenzó la pandemia: «Los han atacado, culpado, usado como chivos expiatorios y acosado», además de «matado».
«Las palabras tienen consecuencias. Esto es (porque les culpan por) el coronavirus, y punto», dijo el mandatario, sin llegar a referirse directamente a su predecesor, Donald Trump, quien solía referirse a la covid-19 como «el virus de China».
«El odio y la violencia se esconden a menudo a simple vista. A menudo se responde a ellos con silencio, pero eso tiene que cambiar, porque nuestro silencio es complicidad. No podemos ser cómplices, tenemos que actuar», recalcó.
MÁS ALLÁ DE LOS ATAQUES
Biden no quiso que los ataques monopolizaran del todo su viaje a Atlanta y tras su denuncia a la violencia contra los asiáticos viró al motivo original de la visita: propagar las bondades del plan de rescate de 1,9 billones de dólares frente a la devastación económica derivada de la pandemia.
Entre ellas, los pagos directos de 1,400 dólares que se han hecho efectivos esta semana y sustanciosas ayudas por cada hijo menor de edad.
De hecho, la primera parada de Biden y Harris en Atlanta fue en la sede central de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés), la agencia responsable, como dice su nombre, del control y la prevención del coronavirus, entre otras enfermedades.
«Si bien este es un momento para el optimismo, No es momento para relajarse», dijo Biden, que instó a todos los estadounidenses a vacunarse cuando tengan ocasión de hacerlo al advertir que «las cosas pueden empeorar a medida que se propagan nuevas variantes del virus».
Biden y Harris se tuvieron que conformar, eso sí, con una modesta comparecencia televisada ya que los planes iniciales de celebrar un mitin se cancelaron a raíz de los ataques.