Juventud, divino tesoro

Juventud, divino tesoro

Juventud, divino tesoro

 “No hay riqueza más valiosa para una nación que el talento en flor de su juventud”, James A. Michener

El hecho de ser jóvenes no quiere decir que estemos ajenos a los problemas que afectan a nuestra nación o hacernos los sordos frente a las preocupaciones que en su mayoría estuvieron aquí al momento de nuestro nacimiento.

Es ahora en la juventud en donde debemos preocuparnos por el estatus de nuestro país, no porque seamos el fututo, sino porque todos estamos viviendo y padeciendo las calamidades que nos perjudican a diario.

Tenemos derecho a cuestionarnos sobre el verdadero estatus de nuestro estado, del por qué nos vemos obligados a cambiar las bondades del campo por una motocicleta, el por qué nuestra justicia hace acepción de imputados, y los que son tratados según el monto y según el caso, un Ministerio Público que en ocasiones prórroga investigaciones  según el cuello blanco del encartado, empero sobre el ladronzuelo es ágil en aplicar su fuerza sancionadora.

Podemos incluso, no pecar de mezquinos y luchar por la permanencia de lo que se está haciendo bien, como por ejemplo los avances en la educación. Pero para eso es perentorio de que como jóvenes nos ganemos el respeto ante la sociedad, que reflexionemos sobre nuestros comportamientos, que dejemos de suplantar el buen consejo de un padre por la chabacanería de alguien que quizás no tiene dominio de sí mismo.

Que aprendamos de nuestra historia, de los sacrificados, de los próceres, de sus ideales, de esos hombres y mujeres forjadores y restauradores de la Patria, los que pusieron en nuestras manos el poder que sólo otorga la libertad y la soberanía.

Hay quienes pretenden disminuir o menospreciar nuestra juventud, imputándoles la mayoría de los hechos delictivos, los vicios y las ansias de alcanzar lo material por la vía fácil, sin embargo, esa minoría que lamentablemente ha caído en malos pasos nunca será superior a los jóvenes que cursan sus últimos días en bachillerato para adentrarse a la educación superior.

Particularmente, en mi área, que es la abogacía, me siento sumamente orgulloso de ver que en muchas de las salas de nuestros tribunales son presididas por jueces y juezas que no han sido puestos por amiguismo sino por su capacidad y tras concurso, que ponen su granito de arena para lograr sanear un poco nuestra justicia.

Por último, como jóvenes seamos acreedores de nuestro destino, cuestionemos a nuestras autoridades sus errores, sin dejar de respaldarles en sus buenas actuaciones, participemos de las luchas reivindicativas, y sigamos ganándonos el espacio que nuestra sociedad ha reservado para nosotros.

Feliz Día Nacional de la Juventud!