El lema de la XXVIII Cumbre Iberoamericana de Jefes y Jefas de Estado y de Gobierno, realizada el 24 y 25 de marzo de 2023 en Santo Domingo, República Dominicana, abre una cantera de posibilidades para que las fuerzas políticas, sociales y económicas del continente asuman verdaderos compromisos para lograr un mundo mejor.
“Juntos por una Iberoamérica justa y sostenible” en el momento en que el mundo todavía se sacude de los efectos de la pandemia del COVID-19, provocada por el coronavirus, originario del continente asiático, debe ir más allá de una pieza de marca o línea de identidad, para que se convierta en una estrategia para la acción.
La primera Cumbre Iberoamericana de Jefes y Jefas de Estado y de Gobierno tuvo lugar en el año 1991, en Guadalajara, México, cuando 22 países, 19 de América Latina y tres de Europa; España, Andorra y Portugal, sentó un importante hito en la historia de las relaciones entre las naciones miembros de la conferencia.
Han transcurrido 32 años desde la primera cumbre iberoamericana fundacional que, con la precisión de un reloj suizo, se realizó anualmente hasta su vigésima cuarta versión en el 2014, y a partir de ahí, en forma bienal, desde el año 2016.
Cada entrega ha sido siempre con una agenda repleta de lemas y de temas importantes y, a veces, oportunos, pero, sobre los cuales siempre surgen interrogantes.
Sólo en el año 2020, cuando el COVID-19 detuvo a una parte del mundo por largos meses, no se realizó la cumbre que correspondía y hubo que programarla para el 2021, en Andorra, en forma semipresencial, bajo el lema “Innovación para el Desarrollo Sostenible-Objetivo 2030, Iberoamérica frente al reto del coronavirus”.
A pesar de que existe la Secretaría General Iberoamericana, hay sectores que sienten ¿o no sienten…? la aplicación de las declaraciones, la conversión de las palabras, las promesas y los compromisos en acción y que, en este tiempo, estarían esperando más hechos.
Si alguien buscara las declaraciones de cada una de las cumbres realizadas hasta ahora, podría advertir que de haberse materializado lo prometido, en por lo menos un 10 por ciento, el mundo hace rato que sería el paraíso terrenal.
No está de más recordar que República Dominicana hoy es sede por segunda vez de ese internacional encuentro. Ya antes se hizo, en Bávaro, provincia La Altagracia, región este del país, en el año 2002. Se trató de la XII Cumbre Iberoamericana de Jefes y Jefas de Estado y de Gobierno.
Fue una novedad. Una reunión de altísimo nivel, con una Declaración de 56 puntos que incluyeron desde la lucha contra la pobreza, hasta la erradicación de las formas de discriminación, institucionalidad, ataque a la corrupción e impulso de las políticas de generación de empleos, de calidad de la educación, de apoyo al sector agropecuario y un largo y muy conocido etcétera social.
Hoy, nuevamente contamos con un evento de elevada representación de hermanas naciones del mundo, cuyos presidentes u otros representantes, junto a su anfitrión el presidente Luis Abinader Corona, se han sentado en la mesa del análisis, de la planeación estratégica, del compromiso social y político, de la buena voluntad de hacer frente a los problemas que tiene Iberoamérica.
Venezuela, Uruguay, Perú, Guatemala, Honduras, El salvador, Nicaragua, México, Ecuador, Cuba, Chile, Costa Rica, Colombia, Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay, Panamá, España, Andorra y Portugal han tenido la oportunidad de tejer con hilos de oro, junto a República Dominicana, la esperanza de la gente.
Y, esencialmente, surge la confianza y aumentan las expectativas de que la Declaración, en esta oportunidad, se convierta en acción y realización, “por una Iberoamérica justa y sostenible”.
@patriciarache